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En la galería de arte Killka, de Bodegas Salentein, se celebra por estos días, la tercera muestra del año, con la presencia de tres prestigiosos artistas de nuestro país. Enrique Salvatierra, Manuela Rasjido y Pablo Lavoisier, artistas del Noroeste Argentino y de Mendoza respectivamente, cuyas poéticas se entrelazan desde una mirada a los orígenes, a lo primigenio y a la naturaleza.
Desde los Valles Calchaquíes, Enrique Salvatierra presenta pinturas y esculturas en las que el espectador encuentra una clara referencia a culturas precolombinas como la de Aguada y la de Aymará. Homenaje a sus ritos y mitos, estas piezas, de contundente carga simbólica, se caracterizan por su lenguaje sintético de signos y formas geométricas elementales. Cada uno de sus trabajos es fruto de una profunda investigación que se plasma en pura poesía visual.
Pablo Lavoisier trabaja en su casa-taller “Espacios de Monte” ubicada en el pedemonte mendocino. A modo de instalaciones, crea desde allí un mundo de seres y objetos que interactúan y dialogan. Sillas de rancho, animales del desierto, pájaros enjaulados; en todos ellos se percibe la experiencia directa del artista con la madera. Ésta, con su riqueza de texturas y su carácter ancestral, pulida o en bruto, combinada con otros materiales, es llevada desde su materialidad al concepto.
En cada pieza de Manuela Rasjido se percibe su profundo respeto hacia la naturaleza. Arte que se traslada a lo cotidiano, que cobija; prendas únicas, trabajos alquímicos con fibras y tintes naturales. El cielo, la tierra y la montaña norteña se encuentran presentes en cada punto de sus tejidos. Manuela trabaja desde el vellón, hilando a mano y tejiendo en telar, en armonía con su entorno y a un ritmo que escapa de la velocidad de las urbes.
Tres artistas se vinculan así desde la particularidad de sus lenguajes plásticos y abordajes conceptuales. Su producción nos convoca a reflexionar sobre el tiempo pasado y presente, y la atemporalidad de ciertas inquietudes humanas.