Nota publicada online
Historiadora y Crítica de Arte, María Teresa Constantin, es egresada de la Escuela del Louvre, París, Francia.Trabajó en la Biblioteca de Documentación Internacional Contemporánea (B.D.I.C.) de Nanterre, Francia; en el Museo de las Dos Guerras Mundiales, París, Francia; en el Museo Nacional de Bellas Artes de Buenos Aires, Argentina y en el Museo de Arte de Gerona, España. Sus investigaciones, en equipo e individuales, se centran en el Arte Argentino de la década del 20.
Curó la primer muestra para el Espacio de Arte de Fundación Osde en 2006 -Cuerpo y Materia”- y, en 2008, comenzó su gestión como directora del espacio donde organizó inolvidables muestras de artistas argentinos. En 2019 se mudaron a una de las esquinas mas emblemáticas de Buenos Aires, Esmeralda y Arroyo.
Desde Arte Online la convocamos a reflexionar sobre los cambios que se vienen en el mundo del arte y sus instituciones.
En verdad me asombra una especie de urgencia que hay en el mundo del arte por explicar o por definir un después pandemia…Hay tan pocas certezas de lo que sucederá o cómo será todo cuando el mundo haya recobrado una cuota denormalidad!
Creo que lo único que se puede hacer en este momento es imaginar ciertos escenarios. No creo en mucho de lo que se augura: que ahora hemos aprendido, que tenemos una oportunidad para cambiar, que corregiremos las cosas.
Nada indica que esto será así. Me siento más cerca de aquellos que ven el futuro como un universo super controlado por los grandes gigantes tecnológicos sin modificar para nada las grandes desigualdades y los grandes errores en los que fuimos cayendo silenciosamente. Nos veo cada vez más inmersos en la vía de lo que, antes de la pandemia!, Mavrakis había definido como “el club totalitario de buena onda y neutralidad” de la Web.
¿En esta línea estás pensando en nuevas producciones para el espacio de Fundación Osde?
Frente a esos grandes problemas, modestamente, desde nuestro pequeñísimo lugar, creo que más que nunca hay que plantearse como resistir a lo dicho más arriba y pensar los compromisos institucionales con los artistas y el público. En ese sentido creo que el contacto con la obra, y estoy pensando no solo las artes visuales, sino también en la música, la danza, el teatro, es irremplazable… Lo virtual está bien para los tiempos de cuarentena pero el artista trabaja para un otro, el músico quiere ser escuchado en vivo, el actor sentir el pulso de la sala… y el público quiere disfrutar de las obras!
¿Será nuevamente el arte un consumo para un puñado de privilegiados? ¿Volveremos al mecenazgo renacentista? Me resisto a creerlo. Ahí es donde deben pensarse los cambios: en no retroceder en lo que teníamos sino en realizar ajustes que permitan avanzar en una democratización de la cultura. Necesariamente, entiendo, se revisarán los formatos locos y dispendiosos de gira del arte por el mundo, quizás se decantarán otros ya obsoletos, quizás habrá muchos menosvisitantes relámpagoen las salas, pero quizás también las escuelas y los adultos pasarán más tiempos reflexionando frente a las obras…
¿Actividades interactivas? ¿Qué estrategias estás pensando para adelante? ¿Alguna muestra online? ¿Cómo crees que se debería mantener “visibilidad”?
Durante todo el período de cuarentena el equipo produjo, y seguirá produciendo mientras dure, visitas online para escuelas, adultos mayores y público en general. Se están produciendo videos sobre obras individuales y sobre singularidades de la producción de los artistas que están en sala. Era nuestra forma de dar visibilidad a la obra de los artistas que quedaronsuspendidosen el tiempo pandémico y en su no encuentro con el público
Somos optimistas y creemos que antes de fin de año, con las modificaciones que sean necesarias, reabrirán las dos salas: la I con la antológica de Daniel Ontiveros, la II con la instalación de Lucila Amatista. Ambas salas están listas para abrir las puertas: con alcohol, barbijo y respetando distancias! Por ahora el formato exhibición on line, luego de lo dicho más arriba, no es imaginable hasta tanto ver el rumbo del mundo. La innovación debe estar puesta en poner el oído más que nunca en las necesidades de los artistas, en financiamiento de proyectos, en laboratorios de producción, en formatos de exhibición más acotados, en una interacción más intensa con el público, y no estoy hablando de descuido de medidas sanitarias sino de intensidad de intercambio y reflexión crítica.