Nota publicada online
Pintora figurativa en los 80 y a partir de 2004 se interesó por la fotografía, la escultura y el diseño de objetos. Hace unos años Stella Benvenuto compró hilo y aguja y decidió bordar, algo que nunca antes había hecho. Tomó clases, aprendió el punto cruz, el cadeneta, el punto espiga y muchos otros; investigó la obra de artistas que también bordan y se lanzó a la experiencia con absoluta pasión.
Bordar es una tarea tan femenina como intimista. Implica dedicación, creatividad y también, el desafío de buscar en este entrecruzamiento de hilos, las múltiples posibilidades de la experiencia humana. Es una tarea que calma el alma y produce placer; punto a punto, combinando textura y color, silencio y encuentro.
“Esta cuarentena a veces me encuentra muy serena y otras no tanto. Creo que es un momento de gran incertidumbre por que esto es global y una gran posibilidad a nivel personal, ya que estamos solos con nosotros mismos, no hay distracción .No soy más la que era cuando entre a esta cuarentena.
Disfruto estar trabajando en mi taller con mucho más tiempo, y lo que mas extraño es no ver a mi familia, me conmueve muchísimo hablar con mis nietos que están presente cuando me mandan sus canciones, mensajes y dibujos es una manera de conectarnos de corazón a corazón.
Estaba trabajando enuna instalación, con materiales diversos pero en estas condiciones no la puedo realizar. Viré a algo más sencillo y menos complejo, un libro textil donde mis páginas tienen una palabra relacionada con lo que estoy viviendo.
Mi estrategia para aprovechar este tiempo de introspección es vvir el día a día, y no pensar en el mañana, estoy entre paréntesis del mundo anterior que conocí y del futuro que desconozco.
Me inspira la naturaleza que me sana y salva siempre, sobre todo la montaña donde tengo mi lugar en el mundo.”
Stella Benvenuto, junio 2020