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La exposición organizada por MAPFRE que se exhibe en el Centro Cultural Recoleta propone el desafío de “pensar en imágenes” nuestro historia, a través de materiales heterogéneos: fotos de procedencias y destinos diversos que dialogan con producciones de artes visuales contemporáneas.
Este año el Centro Cultural Recoleta inició sus actividades con una mega muestra que sitúa la fotografía documental argentina en relación dialéctica y -al mismo tiempo- simbólica con las artes visuales. De esta manera intenta que los espectadores asistentes a la misma puedan lograr una lectura renovada de su historia interrogando y resignificando antiguas imágenes que pertenecen a nuestro propio pasado como nación y lugar de pertenencia. Esta apertura hermenéutica viene dada por la decisión curatorial de organizar las imágenes a través de un montaje que deja de lado la estricta cronología y linealidad histórica, con la intención de favorecer la posibilidad de líneas de lectura diversas. En palabras de la curadora, “la idea es desactivar la inercia de la mirada y que el espectador asuma la soberanía de pensar a través de imágenes”. Y en otra oportunidad comenta que “la idea es hablar de imágenes y pensarlas como dispositivos visuales, esa es la clave de la muestra. La invitación es a desactivar lo aprendido y volver a ver”.
Doscientas cincuenta fotografías y cincuenta y dos obras de arte se despliegan a lo largo y a lo ancho de las tres salas principales del Centro Cultural Recoleta (Cronopios, J y C) y están acompañadas por la edición de un catálogo y el libro “Argentina a través de la fotografía. 1848-2010” (Editorial Taurus). Semejante emprendimiento ha sido patrocinado por la Fundación española MAPFRE, que ha colaborado con veinticinco proyectos de investigación en Latinoamérica en relación con los festejos del Bicentenario. La exhibición cuenta con la curaduría de Diana Wechsler y la coordinación general de Susana Reinoso. La investigación fotográfica pertenece a Felicitas Luna, Gabriela de Antueno y Gabriel Díaz. La investigación histórica quedó en manos del equipo que dirigió Jorge Gelman. La organización de la muestra se lleva a cabo a través de tres ejes temáticos: “Imágenes de espacios, historias de la modernidad”; “Historia política, disenso estético” e “Imágenes e historias”.
La sala Cronopios alberga el primer núcleo, el de los espacios y las historias de la modernidad desde sus inicios en la segunda mitad del siglo XIX hasta llegar a la altermodernidad. Las fotografías de construcciones de edificios, de la naciente urbanización y de los transportes conviven con las esculturas de María Juana Heras Velasco y Mariana Schapiro. El centro de la escena está dominado por el mural de siete por dos metros “All over the Wall” de Mariano Molina que juega con la ambigüedad entre pintura y fotografía.
El núcleo “Imágenes e historias” nos ofrece diversas perspectivas sobre la vida y costumbres de los habitantes de nuestro país. Por último, “Historia política, disenso estético” interpela al espectador sobre la posibilidad de un cambio político a través del arte aunque sepamos -por el momento- que dicha posibilidad es ilusoria.
Entre los artistas seleccionados debemos mencionar a Xul Solar, Emilio Pettoruti, Luis Felipe Noé, Graciela Sacco, Raúl Lozza, León Ferrari, Alberto Greco, Gyula Kosice y Jorge Macchi, entre otros. La exposición no estaría completa sin la presencia de artistas fotógrafos contemporáneos como Res, Marcos López, Dani Yako, Juan Travnik, Matilde Marín, Tomás Espina, y muchos más. La muestra es vastísima, por momentos abrumadora si lo que se pretende de ella es la reflexión. Al decir de Mies van der Rohe “a veces menos es más.”
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Info
Hasta el 24 de abril
Centro Cultural Recoleta, Junín 1930 (Salas Cronopios, J y C)