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A dos años de su última exposición en Buenos Aires, el artista presenta obras de su producción más reciente en la Galería Ruth Benzacar.
Desde los años 90’ Ernesto Ballesteros (Buenos Aires, 1963) participa activamente en el campo artístico con una producción heterogénea. Valiéndose de diversos medios -pintura, dibujo, fotografía, entre otros- ha investigado las distintas prácticas artísticas interesado en la experimentación y la puesta en valor del ocio creativo.
En su exhibición anterior titulada Astronomía de interior (2009) -realizada en el Centro Cultural Recoleta- Ballesteros mostró un significativo interés por transformar el espacio expositivo. Allí, el espectador ingresaba a una sala completamente oscura donde una serie de fotografías “lumínicas” se integraban al espacio oscuro de la sala y parecían levitar. Además de esta particular iluminación en penumbra, algunas imágenes estaban prácticamente escondidas, por lo que exigían un espectador más atento.
En su muestra actual en Ruth Benzacar también, aunque de modo diferente, el artista se apropia y transforma el espacio de la galería. Crea un diseño expositivo que propone una dinámica diferente a la habitual; al acceder a la galería las obras no están a la vista sino debemos buscarlas e ingresar en el laberinto.
Dentro de este recorrido propuesto por el artista, encontramos dos instalaciones -Sin título (huellas quietas) y Sin título (huellas movidas)- que si bien están próximas, no es posible verlas simultáneamente. Cada una de ellas está presentada en una especie de habitación blanca intensamente iluminada donde, sobre una base de grandes dimensiones, se muestran ordenadamente estas “huellas” de resina vegetal. De alguna manera podemos observar en ellas un patrón que luego, a partir del juego creativo y la experimentación, es cuestionado y abierto a un entramado de posibilidades.
En el espacio siguiente encontramos varios objetos: diferentes diseños de carros realizados, principalmente, con ruedas y hierro. Junto a ellos se exhiben dos dibujos -Boceto#1 y Boceto#2- compuestos por una gran variedad de dibujos, gráficos y palabras; estos elementos simples son ensayos que exhiben los pasos de un desarrollo creativo.
En el texto incluido en el catálogo de la muestra, Juliana Iriart se pregunta “Qué define un mundo. (…) Qué se conquista de un lugar disponible?”. Ernesto Ballesteros pareciera no estar tan interesado en representar un mundo dado como en presentar un determinado proceso sin un fin establecido. Las obras giran alrededor de ciertos elementos o ejes pero no se detienen en ninguno. Lo importante en ellas es ser lugar de experimentación y de posibilidades abiertas.
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Info
Hasta el 22 de abril,
en Ruth Benzacar Galería de Arte, Florida 1000
*La autora es Auxiliar de la Cátedra de Crítica de Arte - USAL
Fotografías: Ernesto Ballesteros
Gentileza: Galería Ruth Benzacar