Con la noción de “Anteproyecto” Zabala retorna a una idea que fuera central en su producción de los años ’70, cuando formaba parte del ya mítico Grupo de los Trece, organizado y patrocinado por el CAyC (Centro de Arte y Comunicación). Esos primeros “Anteproyectos de arquitectura carcelaria latinoamericana para artistas” intentaban analizar, por un lado, la situación de aislamiento cultural y contextual al que eran sometidos los artistas en nuestras represivas y autoritarias sociedades; y, por otro, el dispositivo disciplinario desplegado por la misma institución artística.

Formado como arquitecto, sus preocupaciones, además de artísticas, son también teóricas. En 1972 publica 17 interrogantes acerca del arte, el primero de una serie de textos dedicados a la reflexión crítica sobre el arte. A través de la práctica y de la teoría, Zabala reflexiona socio-estéticamente sobre el papel que cumplen o deberían cumplir el artista y la creatividad en la sociedad actual. En su multifacética obra, Zabala entrelaza inquietudes estéticas, sociales, políticas y aquellas que se vinculan con la comunicación.

El término “proyecto” se utiliza en arquitectura. En esta disciplina consiste en un conjunto de instrucciones, cálculos y dibujos necesarios para ejecutar una obra. El proyecto es algo que debe o puede ser concretado. Pero un ante-proyecto es algo que se ubica con anterioridad al proyecto. Entonces ¿es el embrión de una obra futura que todavía no puede ser llevada a cabo porque las condiciones técnico científicas de nuestra época todavía no lo permiten?

En los nueve dibujos de los Anteproyectos que integran la Serie de las Hipótesis, Zabala presenta una serie de pinturas monocromas unidas por signos de puntuación y signos matemáticos dando lugar a “imposibles ‘proposiciones’ o absurdas ‘ecuaciones’”, como afirma Fernando Davis.

Entre los objetos presentados se encuentran el juego de ajedrez A sangre fría (2002), piezas de ajedrez sobre un tablero completamente verde; Las obras completas de Mondrian (2006) y Las confesiones de San Agustín (2008) que consiste en una vieja valija de cuero con un libro abierto totalmente pintado en acrílico rojo.

Es de destacar que la galería edita para cada una de sus muestras unos libros de pequeño formato dedicados a sus artistas. Los libros incluyen textos en donde se analiza el material exhibido acompañado por fotografías de las obras. Hasta la fecha llevan publicados cuatro.

Davis agrega que “al articular (haciéndolos friccionar) signos provenientes de dominios y sistemas de codificación diferentes (el monocromo, los signos gramaticales, los matemáticos), Zabala pervierte la misma lógica del monocromo, su condición de autorreferente como grado cero de la pintura.” Por lo tanto la reflexión de Zabala no se dirige tanto a la especificidad de la pintura, sino “a las condiciones de mediación institucional que sancionan su visibilidad.”

......................................................................
Más info
Hasta el 12 de diciembre
Galería Carla Rey, Humboldt 1478