A fines de los `80, el certamen nació por iniciativa de Fabriciano -escultor que después de vivir y trabajar en Europa decidió volver a Resistencia- y comprometido con la ciudad y el acompañamiento -tanto oficial como privado- fue dando forma a esa identidad que hoy hace trascender a la provincia por una particularidad cultural. Con el paso del tiempo, el concurso logró posicionarse en el circuito internacional de la disciplina y hoy cuenta con un incuestionable prestigio.

Durante esos días, se tiene el privilegio de asistir a la creación de una obra de arte ya que los artistas trabajan teniendo al público como testigo -curioso y atento- en intensas jornadas de trabajo transformando el certamen en un singular suceso cultural y social.

En el transcurso de la Bienal también se concretan otras interesantes propuestas: La realización de una escultura acuática efímera a cargo de Adri A. C. de Fluiter (Holanda); la participación de Oscar De Bueno y Oscar Stáfora como escultores invitados para llevar adelante el Monumento “Altar de la amistad”; el taller de dibujo escultórico a cargo de Norberto Pagano; las conferencias “La escultura y el problema de la representación del dolor: Una visión general y dos estudios de caso” por José Emilio Burucúa, “Paradojas del arte contemporáneo” por Osvaldo Svanascini, “Escultura y espacio público. Preservación, estrategias y planificación” por María del Carmen Magaz y “Exhibir bajo las estrellas” por Mariana Giordano. Este invierno se puede comprobar esa leyenda que dice: “Resistencia, la Ciudad de las Esculturas existe. Yo estuve ahí”.