¿Quiénes eran sus miembros? Fred Schiffer, Annemarie Heinrich, Anatole Saderman, George Friedman, Alex Klein, Max Jacoby, Juan Di Sandro, Hans Mann, José Malandrino y Boleslav Senderowicz; venían de Italia, Polonia, Alemania, Hungría, Rusia, Austria y Argentina, y en 1954 realizaron su primera muestra en la galería Picasso, ubicada en la calle Florida. El nombre que los convocaba no sugería más que el número interno de miembros, la carpeta (que hoy sería reemplazada por un CD-Rom) era el material que aportaba cada miembro para discutir entre todos; decía Annemarie Heinrich: “Solíamos reunirnos y cada uno traía una carpeta con sus fotos, las que criticábamos, cada uno anotaba detrás de las copias su opinión, eran comentarios breves, pero decíamos lo que sentíamos”. Quien tomó la iniciativa fue Fred S. Schiffer que había estudiado leyes en la Universidad de Viena hasta 1937, con la llegada de los nazis comenzó a trabajar como copista de laboratorio, emigró a Inglaterra y en 1948 llegó a la Argentina, donde permaneció hasta 1958, año en que decide instalarse en Canadá donde finalmente muere en 1999.

El Foto Club Buenos Aires había sido fundado en 1945 y desde su sede se formaron profesionales y también una estética definida. Algunos integrantes de la Carpeta fueron jurados de este club, lo que no les impidió generar un pensamiento diferente al propuesto por la institución. El historiador de la fotografía Adolfo Bécquer Casaballe apunta: “La idea había sido nueva para el ambiente fotográfico de Argentina, si bien contaba en los Estados Unidos y en Europa con una larga tradición, que se había originado en la Linked Ring Brotherhood de Londres en 1892 y la Photo-Secession de 1902 en New York, con Edward Steichen y Alfred Stieglitz como principales animadores, para luego continuar en otro de los más celebres grupos de la historia que fue el f/64 Group, integrado por Ansel Adams, Edward Weston, Imogen Cunningham y otros. Para la Argentina, la Carpeta de los 10 constituyó el acto inaugural de una forma distinta de encuentro entre los fotógrafos, con la intención de producir obra, analizarla y generar propuestas al margen de las instituciones o del sistema de concursos que, hasta entonces, era prácticamente hegemónica”.

El conjunto reunido en la galería Vasari permite apreciar ejemplos de cómo se fue formando un canon en la fotografía de posguerra: el claroscuro en los retratos de Saderman, la enseñanza surrealista en Schiffer y Stern, el documento periodístico en el lente certero de Di Sandro y de Fusco, o la fotografía de moda con Senderowicz.

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Hasta el 30 de julio
Galería Vasari, Esmeralda 135