Las vacaciones de invierno ponen en el mercado del arte un límite que divide en dos segmentos el desenvolvimiento de la temporada de subastas. Llegados a esta instancia se impone un balance que arroja para el arte argentino un total de 1300 obras vendidas por una suma equivalente a los 4,5 millones de dólares. Si a esta cifra alcanzada en las tarimas porteñas agregamos los resultados logrados por obras argentinas en las subastas de arte latinoamericano en Nueva York, el volumen crece hasta los 5,9 millones.
Tras la moderada euforia que puede provocar una primera y desinformada lectura de estas cifras, el análisis nos señala que será bien difícil alcanzar a fin de año un resultado que iguale los 16,3 millones de dólares con que cerramos 2009. Superar el record establecido en 2007, con un mercado que entonces midió 21,5 millones, se advierte ya como imposible.

Quienes frecuentamos las salas de ventas apreciamos que quienes encarnan el sector de la demanda continúan participando con cierto entusiasmo del juego del “¿quién da más..? ”que caracteriza a este mercado. Pero este entusiasmo no encuentra hoy por hoy una clara coincidencia en la contraparte que constituye la oferta, la que se materializa en las obras que componen los catálogos. Ya hemos señalado en comentarios anteriores que son pocas las pinturas de real importancia que llegan “frescas” a las subastas, mientras que continúa vigente un ancho conjunto de obras que se reiteran, como doliente testimonio de frustración, pasando de una tarima a otra a la búsqueda del comprador perdido.

En el adjunto cuadro de valores más altos del último mes se puede apreciar que en las cuatro jornadas de subastas en Nueva York se han alcanzado valores que, confrontados con los locales, prácticamente los cuadruplican. Podremos alegar, y no nos faltará razón, que hay obvias diferencias de mercados y de circunstancias. Pero a pesar del disgusto que nos provoca el comparar obras y autores, no podemos dejar de ver que la tabla neoyorquina la encabeza una carbonilla absolutamente representativa del crucial momento que Emilio Pettoruti se acercó en Europa al futurismo italiano, mientras que el ranking local lleva al frente un retrato que Fernando Fader realizó del escultor Torcuato Tasso en 1907, cuando aún no había desarrollado todo su talento ante el paisaje serrano. Que a la obra de Pettoruti la aguarde en Buenos Aires un futuro de museo, reafirma lo que estamos señalando.

Esta retención de obras que provoca el actual déficit de la oferta puede ser vista como dos manifestaciones encontradas de la confianza. Hay confianza en quienes creen en una positiva evolución a futuro del mercado del arte, y por lo tanto retienen sus mejores obras prolongando su disfrute y aguardando al mismo tiempo un futuro incremento de precio. Y hay falta de esa misma confianza en los que aguardando ese aspirado incremento, retacean y difieren la remisión a plaza de las obras de su propiedad.

Entre tanto, la demanda queda a la esperanzada espera de lo que ansía, pero mientras algunos consuelan sus vigilias concretando compras menores y poco significativas, otros van paulatinamente alejándose de las salas de subastas.

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VALORES MÁS ALTOS EN LAS SUBASTAS DE MAYO Y JUNIO DE 2010
(expresados en dólares)

Autor / Título / Medidas / Lugar de venta / U$S

1) en Buenos Aires
FADER, Fernando / Ret.de Torcuato Tasso / 146x127 / Banco C. / 42.790
FADER, Fernando / Ojo de Agua / 65x75 / Roldán / 42.040
PUEYRREDON, P. / Ret.Julia S.de Quirno / 125x105 / Banco C. / 39.940
BATLLE PLANAS, J. / La familia / 90x70 / Roldán / 35.870
CAMPANELLA, Vito / Centauros en lucha / 105x85 / Roldán / 23.390

2) en Nueva York
PETTORUTI, Emilio / Forze centripete / 56x48 / Christie´s / 146.500
KUITCA, Guillermo / Sin título / 178x168 / Sotheby's / 104.500
KUITCA, Guillermo / Sin título / 148x194 / Sotheby's / 92.500
AIZENBERG, Roberto / Torre / 90x56 / Christie's / 86.500
XUL SOLAR / Ciuda Hochi / 37x53 / Christie's / 86.500

Fuente: CONSULTART/dgb