Los complejos y abigarrados hojaldres de texto que Pablo Lehmann cala sobre el papel, invitan al espectador a aproximarse para desentrañar palabras, frases y sentidos, en una entramado de letras que parece infinito. Los personajes que pinta Julian Lepez carecen de rostro, se cubren o se desvanecen, y ante esa ausencia, surge el inevitable impulso de completar, descubrir lo faltante, recrear la identidad desvanecida.

A partir de lenguajes expresivos diferentes, pero con la misma obsesiva rigurosidad técnica: al calado sobre papel, en el caso de Lehmann, o el trazo del dibujo con carbonilla y la aplicación de óleo, en el caso de Lépez, estos jóvenes artistas interpelan al espectador a través de lúdicas propuestas que sintetizan una poderosa invitación a ver, leer, reconocer e imaginar.

Tras una formación común en la Escuela de Bellas Artes, estos dos artistas emprendieron caminos dispares: Lehmann atraído por el papel, a partir de sus primeros trabajos con libros de artistas, y Lépez cautivado por la milenaria técnica del retrato. El tiempo ha transcurrido y ahora vuelven a reunirse. Y es el flamante espacio que Carla Rey abrió recientemente el Palermo, el escenario que les permite una armoniosa convivencia estética.

“Resulta muy estimulante la singular complementación de las obras aquí expuestas pues, partiendo de miradas y técnicas ubicadas en las antípodas, ambos artistas presentan trabajos altamente estéticos y técnicamente brillantes que, a su vez, nos imponen segundas lecturas que nos revelan la tarea de deconstrucción a la que someten a sujetos y palabras”, señala Hugo. F. Romero, en el catálogo de la muestra.

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Hasta el 30 de junio
Carla Rey Arte Contemporáneo, Humboldt 1478