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El ensayo fotográfico “San Darío del Andén. La memoria viva de Darío Santillán” de Sub Cooperativa de Fotógrafos de la Argentina fue premiado en la décima edición de la Bienal de Cuenca.
Los artistas de Sub recuperaron de su propio archivo imágenes documentales y una entrevista con Darío y fotografiaron a 12 personas, que mantienen vivo el recuerdo del carismático líder social asesinado por la policía a los 21 años; la muestra se presentará el año próximo en el Centro Cultural Recoleta.
El envío argentino a la Bienal de Cuenca, curado por Victoria Verlichak, se completa con una gigantesca escultura de Adrián Villar Rojas y forma parte de las 60 propuestas de artistas de América latina, Europa, África y China, que se despliegan en museos, galerías y la vía pública en Cuenca hasta el 4 de diciembre 2009.
Sub Cooperativa. Fenómeno popular
Victoria Verlichak
Curadora
Creación colectiva de Sub Cooperativa de Fotógrafos, la obra “San Darío del Andén. La memoria viva de Darío Santillán” alude al carismático líder social Darío Santillán, asesinado por la policía a los 21 años. El ensayo fotográfico se inscribe dentro de lo que la curaduría de la Bienal de Cuenca denomina “revisión de los procesos históricos, (…) al hecho de un recordar insumiso, no nostálgico”.
Luego del estallido de la crisis económica y social de fines de 2001, en la Argentina cobraron notoriedad los “movimientos de desocupados o piqueteros” que buscaron visibilidad para sus reclamos de pan y trabajo cortando calles, puentes y rutas. Darío y Maxi Kosteki participaron en la marcha del 26 de junio de 2002, cuando fueron exterminados en el marco de una gran represión (con decenas de heridos de bala y cientos de detenidos). La prensa y los testigos demostraron que estos “ángeles piqueteros” –como los llaman sus compañeros– fueron muertos a sangre fría en la estación Avellaneda, a minutos de la ciudad de Buenos Aires; primero Maxi y luego Darío, también fusilado cuando se arrodilló a asistir al compañero.
La militancia y capacidad organizativa (dejó en marcha varios emprendimientos productivos), y luego su sacrificio, convirtieron a Darío en un símbolo político (Frente Popular Darío Santillán) y en estampa popular, como ejemplo de dignidad y lealtad. Bibliotecas, centros comunitarios, bachilleratos populares, una calle y la misma estación de tren llevan los nombres de Darío y Maxi (aunque aún no es oficial). Existen murales, camisetas, máscaras y pancartas con el rostro de Darío. Algunas personas, como lo ejemplifica el retrato de Mabel, lo convirtieron en objeto de su devoción, poniendo su fe en él y armando sucesivos altares en plena estación ferroviaria donde cada 26 es día de ofrenda y oración.
Los apasionados integrantes de Sub reflejan la historia activa. Artistas investigadores, recuperaron de su propio archivo imágenes documentales y una entrevista con Darío y fotografiaron a 12 personas, cuyas vidas fueron tocadas por su prédica y su pérdida. Precisamente, muchas de las fotos fueron tomadas en la estación el día de un nuevo aniversario de la “Masacre de Avellaneda”.
Los artistas de Sub comprenden que la fotografía expresa y forma el mundo y por eso eligieron singularizar y otorgarle protagonismo a aquellos que fehacientemente mantienen vivo el recuerdo de Darío desde sus saberes y espacios. Así, en el centro de las composiciones se encuentran el artista plástico, el padre, el músico (herido en 2002), los que marchan como Johny (en su silla de ruedas), el hermano que continúa con la bloquera, los piqueteros en vigilia, las muchachas y sus hijos, el referente político, el amigo, los que velan por los demás.
El profundo trabajo de Sub Cooperativa descubre y enmarca la historia de Darío, como un símbolo de lucha y como fenómeno popular cuasi religioso, y coloca al espacio público de la estación ferroviaria –por la que pasan cientos de trabajadores cada día– en un sitio de convergencia de lo trascendente y lo cotidiano.