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Ser el vacío mismo. Sumergirnos en la profundidad infinita de la ausencia, dejarnos acunar por el eco de su silencio y perdernos en él. Mansa y calladamente, atentos a descubrir nuestra propia marea interior. Perder la noción de nuestro ser físico y ser concientes de nuestro espíritu. De esto se trata la muestra de Edgardo Madanes en el nuevo espacio que acaba de inaugurar Fernando Entin en Palermo Hollywood. Una invitación a detener la alocada marcha y reconocer, en nosotros mismos, la esencia de la existencia. Detenernos y simplemente ser.
Edgardo Madanes (1961) intuyó desde muy chico que su camino era el de dibujar y el de modelar y, a partir de una muestra de Alexander Calder en el Museo Nacional de Bellas Artes, comenzó a construir, con pinzas y alambre, sus primeros móviles. Egresado de la Pueyrredón, su vocación por la obra tridimensional resultó irrevocable y fue Juan Carlos Distéfano quien le sugirió que debería elegir un material. Sus primeras obras, realizadas en poliéster y resinas, conformaban un extraordinario universo orgánico, inspirado en la exuberante vegetación del Delta, escenario que conoció gracias a su pasión por el remo. Sin embargo, el mimbre como material escultórico lo descubrió en la Bienal de Arte Joven del 83 a través de otro escultor y fue un amor a primera vista. La ductilidad de este junco le permitía crear seres fantásticos que recubría con poliéster. Poco a poco, seducido por el material, fue abandonando ese mundo de fábulas para dejar nacer las formas que se alejan del relato e invitan a ser recorridas. Formas entramadas, tejidas con el mimbre, con el aire y la luz que las atraviesa. Tramas que se adueñan de sus sombras y las incorporan a la obra, conteniéndolas. Redes que atrapan el vacío y su eterno silencio.
En Madanes se reconoce un amor incondicional por este material virgen y natural, que lo llevó a romper con el concepto escultórico tradicional; lo seduce su flexibilidad y su fortaleza. Para crear la obra parte de un dibujo, de una línea que recorre la forma y danza en el espacio. El desafío es lograr el volumen y es en ese momento cuando aparecen las primeras órbitas alrededor de un punto. Tiene claro donde quiere llegar, se siente gozosamente perdido y se abandona a este diálogo sin prisa; lo disfruta porque sabe que va a llegar. Comienza entonces una etapa más cercana a la meditación; concentrado en la forma, se deja invadir por la energía creativa. Madanes moja, corta, dobla, ata el mimbre y crea la trama que gesta el volumen hasta que aparece la obra jugando con el silencio; un silencio que se vuelve poesía y que rescata de sus entrañas el vacío infinito.
Edgardo Madanes reparte su dedicación al arte, entre la producción y la docencia. Obtuvo por concurso el cargo de Profesor Titular de Proyectual de Escultura del Instituto Universitario Nacional de Arte (I.U.N.A.), importantes premios a nivel nacional y fue invitado, en el año 2001 a participar en la Bienal de la Habana. Esta es su primera muestra individual en una galería y no es casual que sea en Elsi del Río; una galería que, como su dueño, desborda energía creativa.
Visitar esta muestra, permitir que el espacio dance bajo nuestra mirada es aceptar la invitación del artista a convertirnos en aire, en junco, en flor y en agua para volver, finalmente, a ser aire en cada una de sus obras. Aprendamos del vacío y aceptemos ser parte de la creación, ser nosotros mismos, seres únicos, para disfrutar de nuestra creatividad infinita, de nuestra libertad y toda nuestra alegría.
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Más info
Hasta el 31 de octubre
ELSI DEL RIO Arte Contemporáneo,
Humboldt 1510 Palermo Hollywood