La edición de este año nos habla a las claras del crecimiento de este evento ya que la misma se hizo con convocatoria nacional logrando 170 presentaciones a partir de las cuales se produjo una selección de 60 obras.

El jurado conformado por R. Cippolini, M. J. Herrera, J. Figueroa, J. Pantoja y G. Rodríguez produjo una colectiva bastante heteróclita que pone en evidencia los desplazamientos que se dan en la escena local. En cuanto al nivel general, puede decirse que es bastante bueno; las piezas están muy bien resueltas y con acertados montajes pero parece que, en esta edición, ´la novedad ha caducado`. Recorrer esta colectiva nos retrotrae en la inmediatez a ediciones anteriores; los artistas reiteran y autoplagian sus propias estrategias a modo de cliché vaciando de contenido sus propuestas. Pensar en esta instancia en El Quijote de Menard, creo, seria un atrevimiento, porque estas obras han sido enmudecidas por sus propios autores. Tal vez esto sea un síntoma previo a nuevos cambios para lo cual habrá que esperar a la próxima edición.

A pesar de esta observación debemos destacar, en general, el nivel resolutivo de las producciones fotográficas como la del 3º Premio Mi última (es) cena (no hay estadísticas para el caos) de A. Gómez Tolosa quien con una estética neofigurativa y citas, revolvió una escena de fuerte atmósfera haciendo una eficiente aplicación de herramientas de fotoshop. También, en esta área, cabe destacar la Mención de G. Varsanyi y las propuestas de G. Giambiagi y J. Oliva. Por su parte las pinturas, de esforzado tinte neo-pop, de B. Romero Gunset y la obra Desde arriba de Cecilia Vizcido destacan por la peculiaridad de sus discursos. Cabe destacar que en esta edición la cantidad y calidad de propuestas objetuales e instalacionales se ha reducido. Buena. La muestra puede visitarse en las salas del MUNT durante septiembre.