Tras el receso invernal, que este año superó la quincena algo extendida que sabe medir habitualmente para prorrogarse casi hasta el mes cumplido, en orden a gripe A y otras calamidades porteñas, la temporada de subastas de arte volvió con tanto vigor como superposiciones de fechas. Ningún operador quiso perder lo que consideró, erróneamente claro, como posiciones de privilegio, y concretó sus operatorias sin medir sus reales fuerzas y sin coordinar con sus pares el flujo de la oferta.

No es que a estas alturas nos sorprenda esta seria falencia de apreciación, ya que son muchos los años en que venimos observando este equivocado proceder por parte de las casas de subastas. Lo que sucede es que ahora, en épocas indisimulablemente difíciles, es cuando se agudizan las consecuencias de ciertas prácticas desacertadas. Los niveles de efectividad de ventas han descendido en todas las tarimas, aunque en mayor medida en aquellas cuyos titulares no han querido o no han sabido aplicar las recetas que el momento exige. Negociar con los remitentes el establecimiento de bases realistas y capaces de concitar plurales decisiones de compra, coordinar con los otros operadores el flujo de las obras a plaza, para evitar las habituales situaciones de sobreoferta, y buscar la ampliación de la base de la demanda a través de la incorporación de nuevos horarios, locaciones más adecuadas, la gestión de líneas de crédito específicas y hasta un cierto toque de audacia para imaginar caminos nuevos en un ámbito agotado por la rutina.

En el período junio/julio que consideramos en este informe se realizaron en Buenos Aires nueve subastas de primera línea, en las que la oferta puso en tarima unas 1200 pinturas, esculturas, grabados y fotografías de escuela argentina. En una perfomance difícil de prever en los tiempos que corren, la demanda absorbió algo más del 50% de este importante volumen de obras a la venta. Los registros más señalados de estas operaciones se consignan en la planilla de precios que hemos preparado. De su lectura surge la constante presencia de pinturas de Rómulo Macció en esta suerte de “cuadro de honor” del mercado, la renovada vigencia de los artistas precursores, en este caso representados por el veneciano Giuseppe Aguyari, y la creciente valoración de las obras más importantes de Leopoldo Presas.

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VALORES MÁS ALTOS EN LAS SUBASTAS DE JULIO Y AGOSTO DE 2009
Autor - Título - Medidas - Lugar de venta - U$S
MACCIO, Rómulo - Personaje pop - 200x200 - Roldán - 48.200
AGUYARI, José - Gaucho con poncho - 19x39 - Martín Sarachaga - 41.480
AGUYARI, José - Gaucho arreando - 21x36 - Martín Sarachaga - 41.480
KOSICE, Gyula - Planos y colores Madi - 68x48 - Roldán - 31.390
SOLDI, Raúl - El pañuelo verde - 65x55 - Arroyo - 30.490
PRESAS, Leopoldo - Puerto - 75x122 - Arroyo - 26.140
GIROLA, Claudio - Ritmo espacial - 35x92 - Roldán - 22.420
GARCIA URIBURU, N. - Tala de la Amazonia - 100x100 - Roldán - 20.740
BERNI, Antonio - Suburbio - 30x60 - Martín Sarachaga - 19.060
MANTEGANI, Roger - Sombrero de copa - 80x100 - Arroyo - 17.430
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Fuente: CONSULTART/dgb