Un tema que genera debate desde casi los inicios del mercado del arte. A mediados del siglo XIX cuando el lenguaje de la modernidad del Impresionismo irrumpía frente al academicismo imperante, Baudelaire comentaba que la relación entre el artista y su marchand es conflictiva. Con la llegada de las vanguardias históricas, especialmente el Dadaísmo, la crítica acerca de la legitimación del arte se acentúa. En L.H.O.O.Q Marcel Duchamp le pinta barba y bigotes a la Mona Lisa para debatir quién decide cuando un objeto es una obra de arte o no. Y pone el foco en las instituciones, en este caso el Louvre. Actualmente los mecanismos de esa legalidad de lo artístico se han complejizado mucho como nos señala Costa Peuser en esta muestra. Fotografiando a un muñeco articulado al que denomina anti-art man, parodia con humor las piruetas que el artista hoy tiene que hacer para insertarse en el mundo del arte. Sus fotos son planas, precisas y tienen una objetividad que las acerca a los trabajos de Liliana Porter, artista argentina que también vive en los Estados Unidos. En un trabajo el muñeco hace equilibrio para sobrevivir, en otro es llevado a la cúspide del gran arte, elevado probablemente por el precio de su obra y la difusión. En un juego de entrar o salir del marco (marco del arte) , el muñeco abraza un marco, sale, se apoya en él. La masa, ese público globalizado que circula por Galerías e Intituciones, también es retratada por el artista en un políptico. Mariano Costa Peuser nació en 1958 en Mendoza, Argentina. Estudió en Buenos Aires en Escuela superior Nueva Escuela, Instituto de fotografía del Foto Club y en La Asociación Argentina de Fotográfos Profesionales, all of them in Buenos Aires, Argentina. En el año 2000 se radicó en Miami, Estados Unidos.
En sus obras nos comenta una vez más lo alejado que está el artista del contexto que lo posiciona y legitima, y cómo el entramado se hizo más difícil con la cantidad de ferias, bienales, muestras y subastas que conforman ese mundo del arte internacional. Un ámbito donde el mercado ha tomado una posición relevante, dejando la reflexión crítica en segundo plano y al artista en el último peldaño de una carrera meteórica, competitiva y casi siempre inalcanzable.

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E-book de la muestra