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Se realiza en la galería Ángel Guido la muestra de María Silvia Corcuera Terán, artista multifascética y de gran expresividad y en cuya obra el juego y el humor adquieren una especial significación.
María José Herrera y Mercedes Mac Donnell son las autoras de “La belleza está en todas partes” y “Entre la ferocidad y la ternura”, textos que recorren la trayectoria artística de María Silvia Corcuera Terán publicados en el libro que acaba de editarse en coincidencia con su actual muestra en Angel Guido Art Project.
Corcuera hace objetos, es casi el momento en el que se lanza como artista visual, lúdicos, en los que interviene el azar, la ironía es también uno de sus motores, como aquellos que dotados de ruedas, arrastran corazones, paisajes, edificios, peinetones. Respecto a estos últimos, Corcuera los rescata no sólo como accesorio de la moda de nuestra sociedad de principios del siglo XIX sino que utiliza ese formato en la serie “Peinetones: voluntad de desmesura” que remiten al universo femenino que Hipólito Bacle parodió en sus famosas litografías. Esto sería anecdótico pero Corcuera ironiza sobre nuestra idiosincrasia. Pero no todo es juego, porque en algunos de ellos, Corcuera estaba expresando su sentir acerca de la situación social que ya mostraba sus duras aristas.
Más adelante llegarán las “Ciudades”. Utiliza cartón, madera, papel, hilo, clavos, pinches, vendas, materiales pobres que jerarquizó al hacerlas como broches para “llevarlas sobre el corazón, una manera de humanizarlas”, confiesa la artista. También están las realizadas en madera policromada, verticales, de carácter escultórico, abigarradas y punzantes.
De “Ciudades” pasa a “Ciudad y Río”, 50 collages de pequeño formato, homenajes a escritores, entre ellos, Borges, Cortázar, Marechal. Es que la literatura ha influido notablemente en su obra así como los viajes y la sensación de catástrofe que se cierne sobre la diaria existencia. Una obra realizada con intensidad política y social que no se percibe a primera vista, que no es panfletaria ni tampoco denuncia pero que es producto de una aguda observación que se transmite por su carácter simbólico.
“El objeto, como lo señala el filósofo y crítico estadounidense, Monroe C. Beardsley, (1915-1985) tiene que tener una historia para convertirse en símbolo, tiene que adquirir la capacidad de evocar emociones, de formar parte de las actividades humanas”
Una serie importante es “Los Escudos”, integrada a su vez por “Vestidos”, 48 obras que reunían sentimientos, ideas, homenajes, reflexiones y que actuaban como escudo de protección.
Su actual muestra “Memorias de una extraviada global”, refleja las vivencias de su viaje a China en 2006 donde descubrió un mundo ajeno a sus códigos y del que quedaba excluida, “un mundo impenetrable, incomprensible”, que echa por tierra la tan mentada globalización.
Obras abstractas de líneas rectas y curvas, algunas como tótems; y otras las realizadas en acrílico sobre papel, de carácter óptico y tatuajes a la manera de estampados florales con formas de pájaros e insectos en formas de arabescos en los acrílicos sobre tela.
María Silvia Corcuera es vital, derrocha y transmite energía, pasión, es intensa en su hablar. Transcribo una expresión que se registra en el libro y que considero conmovedora: “Creo en la ternura como nexo, como posibilidad de reconciliación, incluso de candor… permitirse lo bello en un mundo tan terrible”.
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Hasta el 16 de junio 2009
Angel Guido Art Project, Suipacha 1217