Son 22 Grandes Arcanos que reflejan los diversos estados y facetas del hombre, representan un proceso de crecimiento, recorriendo e incorporando la conciencia de sí mismo, paso a paso, en las diferentes etapas, de allí el significado de la palabra: conocimiento secreto. Esta artista de vasta trayectoria en el arte textil, intenta encontrar en esos Arcanos la respuesta al porqué de la vida.
Utiliza la seda natural, transmisora de gran energía positiva y uno de los materiales más cercanos a la luz para la realización, diríamos majestuosa, de tapices de gran tamaño: “La Emperatriz”, y su abrumadora opulencia en colores terrenales, “El Sumo Sacerdote”, mediador entre el individuo y lo divino, un personaje esbelto que estira las manos hacia multitudes en su eterno ir y venir, ubicado dentro de un enorme pentágono, su cabeza está atravesada por letras hebreas, la cruz cristiana el pentagrama musical, entre otros signos. “La Luna” refiere a los miedos indefinibles, un personaje femenino que la abraza y forma la luna llena en violeta, azul, índigo, turquesa, verde, amarillo, representantes de los ejes energéticos. Una maraña de líneas curvas aparecen en “El Sol”, una sucesión de amarillos, una imagen exuberante, lujosa, teatral que está presente en casi todos estos arcanos y que estalla en “Los Amantes”, Arcano 6, que simboliza la irrupción del amor. El amor y la creación, dos temas que Silke aborda con el rojo fuego, símbolo de la sangre, de la acción, de la pasión con la que moviliza y que se activa por una pequeña franja de su opuesto, el verde. Aparecen violetas, el azul noche y toda la imagen, como lo confiesa Silke, “es una mezcla de oleajes, llamas y ardor con una expansión hacia lo superior, hacia lo desconocido”
Muestra imperdible, no sólo por el oficio sino por su contenido que nos interna en lo mágico.

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Más info
Hasta el 3 de mayo,
Museo Nacional de Arte Decorativo,
Av. del Libertador 1902