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La segunda edición de Pinta, la feria de arte latinoamericano en Nueva York organizada por Diego Costa Peuser, Alejandro Zaia y Mauro Herlitzka, cerró sus puertas con un balance muy positivo en un momento de creciente incertidumbre sobre el rumbo de la economía mundial.
Declarada de interés para la ciudad, por su alcalde Michael Bloomberg, Pinta y el arte latinoamericano ya forman parte indiscutible de la cultura de la Gran Manzana. Con más metros cuadrados para exhibir excelentes obras, muchas de ellas dignas piezas de museo, 53 galerías especializadas en arte latinoamericano, dieron la bienvenida a conocidos coleccionistas, directores y curadores de prestigiosas instituciones, en el Metropolitan Pavillon, ubicado en el barrio de Chelsea.
Más de 2.000 personas pasaron, la noche de la inauguración, a través de la instalación lumínica de Augusto Zanella, que comunicaba los dos pabellones de la feria. Teresa Bulgheroni, Magda Cordero, Erika Roberts, Javier Iturrioz, Leo Montes, Alejandro Corres, Marina Pellegrini, Jacobo Fiterman, Diana Saiegh y Alex Reynal fueron algunas de las tantas figuras de nuestro medio que no se perdieron la fiesta.
Invadidos por un clima de efervescencia, después de un promisorio día en el que las bolsas subieron un 7%, los entusiastas visitantes disfrutaron de las mejores propuestas de artistas contemporáneos que se destacan por su trayectoria y su calidad artística. Como en la primera edición, los cinéticos y los constructivos fueron los elegidos por las galerías para tentar a los museos comprometidos en el programa de adquisiciones para fortalecer sus colecciones de arte latinoamericano.
La presencia de los directores de los museos más importantes de la región dio cuenta del interés que despertó esta nueva edición de Pinta. La Asociación de Amigos del Malba, adquirió para el Museo, asesorados por Mauro Herlitzka, vicepresidente de la Fundación Costantini, una instalación de 28 dibujos Fernando Bryce, artista peruano homenajeado, en la galería Barbara Thumm de Berlín, conocido por sus dibujos originados en medios impresos y que crean versiones alternativas de la historia.
La Tate Modern compró para su colección una obra de Arthur Luis Piza en el Gabinete de Arte de Raquel Arnaud de San Pablo. La galería Sicart de Barcelona vendió 5 fotografías y una máquina de Nicola Costantino la noche de la inauguración. La fotografía de la costurera fue adquirida por el Museo de Blanton. El MOMA, concretó la adquisición de una obra de Eduardo Costa en el stand de Alejandra Von Hartz. Otra magnífica obra del artista conceptual argentino se vendió en Dot Fiftyone de Miami y sus pinturas expandidas formaron parte de la propuesta de las galerías Henrique Farías y Ruth Benzacar. Cecilia de Torres vendió las dos instalaciones móviles de Elías Crespín, una de ellas al Museo de Huston, y un exquisito dibujo de Gego que compartía la pared dedicada a esta disciplina, con obras de Marcelo Boullosa y Julián Terán.
Además de los museos comprometidos en el Matching Founds –que compraron dentro y fuera del programa-, fueron varias las instituciones que adquirieron obra y establecieron nuevos vínculos con las galerías de arte contemporáneo que se presentaron. El Museo del Bronx, por ejemplo, adquirió una video instalación de 1990 de Raúl Navarro, considerado uno de los creadores del videoarte en la galería colombiana La Cometa. El MALI adquirió, fuera de programa, una obra de Matías Douville en la galería de Alberto Sendrós.
Isabel Aninat de Chile vendió un Gurvich, el díptico Anyone/ Everyone, de Teresa Aninat y Catalina Swinburn, y varias obras de Pedro Tyler, un joven y prometedor artista conceptual que trabaja sobre reglas de madera para medir aquello inmedible.
Los nombres de artistas argentinos estuvieron presentes en la mayoría de las 53 galerías, un sugestivo dato para tener en cuenta a la hora de valorar nuestras producciones. Liliana Porter exhibió sus obras más recientes en Hosfelt Gallery, la galería neyorkina que la representa y presentó su nuevo libro en el marco de la feria. Un excelente libro trilingüe de Nicola Costantino, editado por la galería Sicart de Barcelona, también se presentó en en VIP de Pinta ambientado por Javier Iturrioz. La galería Emma Molina de México, vendió una magnífica obra temprana de Julio LeParc en su stand íntegramente dedicado a la obra de este artista. Leopoldo Maler, otro destacado artista argentino que reside en el exterior es representado por la Galería Norah Haime de Nueva York. Una importante escultura de los 60 de Enio Iommi se vendió en la Galería Benzacar a una coleccionista argentina. Viviana Zargón representada por la galería panameña Arteconsult vendió varias de sus obras. Lucía de la Puente adquirió un tríptico la noche de la inauguración. Susana Lescano se destacó con una de sus magníficas esculturas instalada en el nuevo pabellón.
León Tovar Gallery de New York presentó dos pesos pesados: un impactante Tomasello de 1988 y un espléndido mural cinético de Jesús Soto de 1981 valuado em u$s 1.100.000.- Van Eick este año llevó magníficos Magariños y Marta Botho, lo mismo que GC Estudio de Arte y Arévalo Arte de Florida, galería que concretó varias operaciones.
En Arte por arte reservaron muy temprano dos obras de Juan Pablo Cheret y Florencia Temperley, otra de las artistas exhibidas vendió 5 fotografías a una coleccionista esa misma noche de apertura. María Noel y Antonia Robirosa, representadas por la galería española Alina Nowak Gallery, lograron puntos rojos apenas iniciada la feria. Eduardo Stupía, Cesar Paternosto y Estrada, representados por Jorge Mara, ya forman parte de colecciones privadas neyorkinas.
Mientras sólo faltaba una hora para el cierre de la feria, la helada tarde del domingo en Nueva York, varios coleccionistas seguían llegando para no perderse las excelentes piezas, y fueron varios los que, entusiasmados, cerraron operaciones a último momento.
Pinta consolidó el arte latinoamericano en Nueva York y ahora va por más anunciando una próxima edición en el mes de mayo de 2010, nada menos que en Londres, la capital del arte contemporáneo.