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La exposición de Luis Wells en la sala Cronopios del Centro Cultural Recoleta coincide con los cincuenta años de trayectoria de este artista, que en un período tan particular como fue el fin de la década del cincuenta y comienzos de la del sesenta, hizo un fuerte aporte a la versión local de la llamada ‘muerte del arte’ siendo el más joven de los protagonistas de aquel quiebre entre épocas.
Esta muestra que cuenta con la curaduría de Alejandro Dávila, encuentra a Wells en un momento de interesante equilibrio entre vitalidad y reflexión, que llevó a que el proyecto expositivo se fundara en “la convergencia de dos etapas”, en palabras de Dávila. Un ochenta y cinco por ciento de las obras exhibidas –esculturas móviles, relieves, pinturas- son actuales y el resto toma un conjunto fundamental que arranca con una monocopia de 1958, que fuera mostrada por primera vez en la exposición que compartió en galería Galatea junto a su compañero de Escuela, Rogelio Polesello. Allí se prefiguraba su inclinación hacia las poéticas informales, modalidad que fue el motor de su acción en aquellos años. La mirada sobre las obras actuales de Luis Wells se enriquece al considerar el peso que aquella época de ruptura tuvo tanto en la Historia del Arte Argentino y que el artista hoy cita, y se trasluce con otra intención en la producción del presente. Se había generalizado el anunció del agotamiento del proceso de la pintura, que en Occidente se había iniciado en el Renacimiento, y una de sus consecuencias fue la pérdida de identidad del objeto artístico tradicional. Es decir, la concepción de la obra de arte, pintura y escultura, se resquebrajaba de manera drástica. Se trató de un movimiento colectivo en el cual cada artista hizo su aporte singular. La consecuencia de aquel estallido fue la necesidad de parte de la comunidad artística de asumir actitudes de real vitalidad frente a la construcción de sus obras. La pintura se vio atravesada por las acciones, las instalaciones y el surgimiento amplio del objeto. Alberto Greco, Kenneth Kemble, Rubén Santantonín, Emilio Renart, Luis F. Noé, y Luis Wells fueron los principales actores.
Tal como señala Patricia C. Díaz Guitián en el texto del excelente catálogo editado por el Centro Cultural Recoleta, las dos estrategias artísticas principales en Wells fueron desde el comienzo, por una parte, “el gesto, la acción y el accidente controlado” que permanecieron en el desarrollo de sus obras sobre el plano, imbricados en las obras de 2008 con figuras derivadas de la geometría, y por otra, el concepto de construcción que apareció tempranamente en sus Collage de maderas y en su Collage de latas, ambos de 1959. Sin embargo, ésta última idea en el período histórico iba de la mano de la noción de memoria o reminiscencia de los objetos como en el caso de las latas, cuya utilización y paso del tiempo son muy evidentes al igual que en las maderas. Así lo señala también otra obra de 1961, que especifica “maderas viejas”. El punto culminante de esta intención fue la de Arte Destructivo, 1961, acción e instalación llevada a cabo por el Grupo informalista, con iniciativa de Kemble, para la cual los elementos utilizados además de mostrar un gran uso y estado de decadencia fueron ex profeso más destruidos por los artistas. Si se traslada esta idea a la trayectoria de Wells se observa que su concepto constructivo tuvo, entonces, una primera etapa que Díaz Guitián advierte con acierto al relacionarla al término ´bricolaje’ en Levi-Strauss y Derrida, de crítica del lenguaje. Tomaba cuerpo allí parte del cambio de paradigmas arriba citado.
Poco más tarde se abría la etapa de los Techos y luego la de los Toys, ambos vigentes hasta hoy. Unos como otros incluyen la idea de construcción, de suma de partes, pero ya no con sentido de reminiscencia, sino con un sentido dinamizador. Con los Techos Wells actúa directamente en el ámbito de la vida del actor-receptor de la obra, con los Toys lo hace interactuar de manera lúdica con su propia obra, transformándola. Así, su intención artística se convirtió en contemporánea.
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Info:
Hasta el 18 de Enero
Centro Cultural Recoleta, Junín 1930