News Argentina
A pesar de los obvios inconvenientes que surgen de la situación económica internacional, acentuadas en el ámbito local, en el mercado del arte sigue actuando una demanda firme, aunque con creciente selectividad. La crisis afecta más al sector de la oferta, que retiene sus mejores obras a la espera de un marco más favorable para su realización.
La realización de subastas de arte en momentos en que, tanto a nivel internacional como local, la vida económica global atraviesa vicisitudes como hace décadas no se recuerdan, no es sólo una manifestación de extrema confianza por parte de los operadores del mercado del arte, sino que también incluye ciertos compromisos adquiridos con anterioridad, y algo complicados de anular o postergar.
Ya hemos visto como las grandes casas internacionales han revisado su política de garantías (algo inexistente en el mercado local). También nos han anunciado el retiro de plaza de obras de primerísimo nivel que ocupaban portadas de catálogos y revistas. La prudencia es una virtud, y no debe ser confundida con el temor ni con la audacia. Y en un negocio, como es el del arte, deben ganar todas las partes involucradas: vendedores, compradores, intermediarios, operadores y, ¿porque no?, también los artistas, aunque muchas veces estos sean sólo testigos pasivos de las ventas de sus obras.
Noviembre ha sido históricamente, y junto a mayo, los meses mayores del mercado. En el mundo que importa, es el gran momento de los impresionistas y modernos, y luego de los contemporáneos. Sobre el final del mes, menos rentables para las grandes casas, pero muy orientativos para nuestros pequeños y sensibles mercados, se realizan las subastas de arte latinoamericano. En esta ocasión, y tras la espléndida perfomance lograda en mayo por el arte argentino (se vendieron 63 obras en algo más de 4 millones de dólares), se alistan en los catálogos de Christie’s y Sotheby’s más de 80 lotes, con estimaciones que superan ampliamente los valores alcanzados en la pasada primavera.
Una primera lectura de esta situación no nos permite ser demasiado optimistas. Pero no nos cabe ninguna duda que un traspié, en medio de circunstancias que no nos cabe el controlar, no tendrá un significado que vaya más allá de si mismo. Nuestro arte no será mejor ni peor porque en estos remates se venda más o menos. Y, sin que ello signifique indiferencia, nuestros operadores locales deberán seguir adelante con sus convocatorias.
Un octubre muy selectivo
Ya el mes pasado pudo apreciarse en las tarimas locales lo que suponemos será la lógica del mercado en tanto incidan en él las negativas circunstancias actuales. Por un lado, una demanda muy exigente y selectiva, capaz de “ir a fondo” ante una obra de real interés, como sucedió con el espléndido Benedit que ofreció Martín Sarachaga, que de su base de 35.000 dólares logró inesperados 66.140 dólares, producto de la puja de dos coleccionistas de raza. Y por el otro, una oferta que, en tanto le resulte posible, va a retener sus mejores piezas a la espera de momentos más propicios. En medio de ellas, una masa de obras de escaso interés, muchas veces con reiteradas salidas a plaza, que pasan sin pena ni gloria frente a aburridos auditorios.
Sabemos muy bien cuánto esfuerzo lleva a los operadores el presentar un conjunto de trabajos en los que se aúnen la real calidad con la correcta y atractiva tasación. También sabemos que los costos fijos de las subastas no hacen conveniente el convocar a la oferta de no menos de un centenar de lotes. Entendemos que es el momento del análisis sereno y de la imaginación. Del análisis que, por ejemplo, asuma que Buenos Aires, un mercado que, en el mejor de los casos, no mide más de 15 millones de dólares anuales, no acepta la cantidad de operadores que hoy disputan arduamente por un trozo de esa menguada torta. Y de una imaginación que busque soluciones en territorios poco frecuentados: fusiones, adquisiciones, nuevas técnicas de mercadeo, horarios que atraigan públicos hasta hoy ajenos al mercado, incorporación de tecnologías que posibiliten pujar a distancia, etc. Seguir como hasta ahora será, con suerte, transitar por el camino de la rutina y la mediocridad. Intentar otras salidas abre dos posibilidades, la del éxito, o la del fracaso. Y eso, precisamente, significa ser empresario.
De los mejores resultados de octubre da cumplida cuenta la planilla que les hemos preparado.