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“… otear el horizonte como volver la mirada, buscando las referencias que hayan sobrevivido a la fractura virtual de la duración y burlado sus ciclos consumados” Ticio Escobar
Es posible todavía hoy asegurar la supervivencia de algunas narraciones. Aunque resulten incómodas. Aunque parezcan haber cruzado el umbral de un paraje sin retorno. Pero porfiadamente vuelven a aparecer como relictos de un escenario desmontado. Es que la exposición celebratoria de los 75 años de la Escuela de Bellas Artes, en el Museo Fader nos retrotrae a un “momento de acertadas políticas culturales y de la superación de la eterna y clasista separación entre arte y artesanía” como reseña en su artículo el crítico e historiador Jorge Gomez de la Torre.
Dos instituciones de nuestra modernidad periférica, dos hitos en la cultura de Mendoza que estuvieron unidos para forjar una época, una visión de conjunto, una concepción estética que nos identifica todavía. Es que la escuela mendocina de paisaje fue como fecunda vertiente estética también una política de identidad regional. Recordar aquella bonanza truncada debe alentar nuestros pensares y restituir haceres. Y algo de eso se está viendo con la dirección mesurada y abierta de Mabel Ruiz. La muestra es un hecho: profesores y alumnos de todas las épocas: las glorias y las promesas.
Otro paradigma: el Museo de Bellas Artes de San Rafael. Pletórico de modernidad fue el aguijón del sur y acaparaba titulares con la audacia de sus acciones. Tras un tiempo de menoscabo parecía haberse desvanecido con sus tesoros saqueados y un espacio desvencijado. Pero las utopías no se han clausurado por estos lares y los fantasmas de los viejos luchadores parecen haberse puesto en pie para escudar a quienes están dispuestos a asumir riesgos. Al frente de un grupo dispuesto a afirmar este emplazamiento, María del Carmen Marquez reinvindica el derecho de mirar hacia atrás para recuperar la conciencia y acercar la oportunidad de volver a cruzar el dintel para una toma de posición simbólica donde los proyectos sean posibles.
Hablando de mujeres, utópicas y andantes: Beatriz Ordóñez, Nicky Bevilacqua, Virginia Cívico, Alejandra Civit, Alejandra Golsack, Viviana Ordóñez, Adriana Peris y Noelia Quiroga se volvieron a reunir en “7 + 1- Recordando juntas”, en ese acogedor rincón de la Alameda que es la Sala Gabriela Scordo, con sus obras, con sus delirios y su vocación de
Quijotas siempre listas a intervenir.
Y una desmodernidad: atravesando tiempos y espacios, violencias del presente global, el grupo Periferia marchó a Cuzco en una suerte de peregrinación para exponer en el Museo de Qorikancha “Demanda de justicia” el caso de Marita Castro transformado en ícono de los destiempos de nuestros sistemas judiciales y los efectos de sus desajustes. Para inquietar al tiempo, para reencontrar la esperanza.