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Vidal Lozano pinta sus queridas serranías salteñas; sus luces, sus sombras y sus soledades.
Su mirada se eleva y se aleja de la tierra y, desde arriba, re-dibuja esos cerros. Los reubica, reorganiza su geografía y los pinta con su propia tierra. Así logra nuevos paisajes por dónde corre el viento. Si nos detenemos y prestamos atención, seguramente escucharemos a un viento azul, cantarle a las montañas mientras éstas acarician su sombra.
Mario Vidal Lozano (1957) vuelve a sorprendernos con una impactante muestra en Zurbarán con su estilo inconfundible. Estilo por el que ha sido distinguido, a lo largo de su carrera con más de cuarenta importantes premios a nivel provincial y nacional.
Pintor nato, comenzó sus estudios de pintura en el Departamento Infantil de la Escuela Provincial de Bellas Artes “Tomás Cabrera” a los nueve años; egresó con el título de profesor de Pintura y Escultura. Entre los años 1982 y 1990 Vidal Lozano acumuló diez primeros premios nacionales. Y en esta última década, volvió al ruedo y fue distinguido en el Salón Nacional de Artes Plásticas, en el Salón Municipal Manuel Belgrano, en el Salón de Arte Contemporáneo de Pergamino, en el Salón de Arte Sacro de Tandil y en el Salón de la UADE.
En sus pinturas, sintetiza la máximo las formas, esculpe la línea con la propia tierra salteña, imprimiéndole a la obra toda su fuerza y su color; repite estos mínimos elementos y crea un lenguaje secreto de signos. Un lenguaje misterioso que nos remite a las antiguas culturas precolombinas y nos invita a la contemplación.
Info: Hasta el 10 de agosto
Galería Zurbarán, Cerrito 1522