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martes 19 de agosto, 2008
La colección Telefónica
Otra mirada sobre el Cubismo
por Louise Dedemeyer
La colección Telefónica

Desde hace unos días el MNBA exhibe un conjunto de 40 obras bajo el título “El cubismo y sus entornos en las colecciones de Telefónica”. Una muestra excepcional que detona varias cuestiones de interés que transitan desde la procedencia de las obras hasta la original propuesta curatorial llevada adelante por Eugenio Carmona.

La Fundación Telefónica de España ha iniciado desde comienzos de los años 80 la formación de colecciones de arte en las cuales la premisa de inicio ha sido la relación entre el arte y la tecnología. Entre las series de obras que fue reuniendo en estos años, el conjunto cubista se define con luz propia. La primera adquisición, comentaba el curador en la visita que realizó en sala, fue la obra de Juan Gris Verres, journal et bouteille de vin, un collage de 1913 en donde introduce fragmentos de un telegrama: una pieza moderna en donde se incluía un trozo de realidad que aludía a las comunicaciones. Más allá de este dato anecdótico, la fundación corporativa siguió sumando obra de Juan Gris hasta alcanzar a tener once. Fue allí cuando surgió la necesidad de dar otro carácter a este conjunto y nace entonces la propuesta de sumar piezas cubistas. Las adquisiciones se fueron realizando en el tiempo, con el asesoramiento de una comisión de especialistas convocada ad hoc y con atención a lo que estuviera disponible en el mercado. El resultado es esta sugerente reunión de piezas que organizan un horizonte cubista singular por la pluralidad de voces que en él se manifiestan.

La colección cubista se presentaba entonces como un desafío: el de construir un relato que la exhiba y haga de este emprendimiento coleccionador un aporte no sólo de carácter patrimonial sino que también represente una contribución al conocimiento sobre este movimiento. Carmona, especialista en historia del arte moderno y dedicado particularmente a los procesos de las primeras décadas del siglo XX, asume el desafío de construir una narración marco para esta colección. La idea central está fundada en la necesidad de revisar los grandes relatos de la historia del arte moderno para volver a pensar en particular este movimiento. A partir de una exhaustiva investigación atenta a la lectura de fuentes y ensayos de la primera parte del siglo XX se presentan otras perspectivas que le permiten afirmar la necesidad de pensar al cubismo como un prisma. Su planteo revisa las posiciones relativas de los distintos artistas en espacios y tiempos exhibiendo sincronías y convergencias que iluminan un relato habitualmente más lineal y personalizado en unos pocos autores, muchos menos de los que en verdad actuaron entonces.

Así Carmona habla de una “experiencia cubista” que transita las décadas del diez y del veinte y que se reencuentra incluso en el Universalismo constructivo de Torres García, como se exhibe en el cierre del montaje en el MNBA. Este es en síntesis el argumento que enmarca la colección. Sin embargo las obras no fueron presentadas de la misma forma en cada una de las sedes de itinerancia en donde se expuso y aquí reside otro de los aspectos interesantes de esta propuesta. En este sentido, el montaje de Buenos Aires reconoce varios elementos distintivos. Montada en tres zonas – Juan Gris, encuentros y homenajes, Cubismo y cubismos y Geografías del cubismo- las obras se ofrecen con una lectura clara y sugerente en cada tramo invitando a detenerse en las obra a la vez que a establecer los lazos que las pone a dialogar entre sí y a su vez a todas ellas dentro de un concepto común: el cubismo, y con él el de la “escuela cubista”.

Las relaciones planteadas entre el Homenaje a Juan Gris (1929) de Horacio Coppola y La guitarre sur la table un trabajo de Gris de 1913 que se exhibe junto a Guitare et compotier también de Gris, de 1926, muestran ya desde el comienzo de la muestra el vasto arco de cuestiones que ésta ofrece. A continuación, la secuencia formada entre Il grappolo di uva de Pettoruti un collage de 1914 y Nature norte devant l’amoire obra de Gris de 1920, dejan a la vista la dinámica entre las imágenes propuesta.
A partir de este recorrido y aceptando el juego de diálogos y ritmos entre las obras, el público seguramente se verá estimulado a jugar sus propias asociaciones, a encontrar otras redes, como aquellas que el mismo Carmona comentó en sus recorridos en donde apareció el sub relato acerca del lugar de la mujer pintora dentro del movimiento, el de la redefinición de las relaciones entre centros y periferias, y tantas otras alternativas que están allí esperando ser nuevamente reveladas por cada espectador.

Info:
Hasta el 14 de septiembre
Museo Nacional de Bellas Artes,
Av del Libertador 1473

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