Aunque mantiene su compromiso con la fotografía y el video, ha comenzado una serie de acciones tendentes a generar un diálogo más intenso con la producción teórica y artística contemporánea. Visita de curadores, seminarios de especialización, publicaciones y un importante premio de fotografía son algunas de estas acciones.
La exposición Muy doméstica, que se ofrece en el tercer piso, parte de una propuesta curatorial del prestigioso teórico chileno Justo Pastor Mellado. Centrada en la obra de cuatro artistas locales, ofrece una perspectiva muy particular sobre los espacios, las personas y los objetos de la vida cotidiana, en tanto ejes de análisis y reflexión. Su proposición es al mismo tiempo sugerente y perturbadora; en sus propias palabras, indaga “la instancia excesiva que se revela en el reverso de los objetos cargados de ominosa sentimentalidad”.
Ese exceso aparece, por momentos, en una evidente voluntad escenográfica, que proyecta a la fotografía hacia el espacio. Los cuatro artistas complementan sus imágenes con elementos que las prolongan pero también las interrogan. El contrapunto entre objetos y tomas, entre presentación y representación, aborta la presión ilusionista de esta última. A veces abre horizontes enigmáticos, otras, poéticos, pero siempre empuja a la fotografía hacia un terreno de incertidumbre que se torna interesante explorar.
Por otra parte, lo doméstico está aquí algo alejado de ese halo de intimidad con que suele identificárselo. Si bien esta cualidad no está ausente, la domesticidad se amplía hasta incluir la hermeticidad del símbolo o la exterioridad de las superficies públicas. En medio se despliega todo un abanico de propuestas donde lo cotidiano actúa como eje y la fotografía como espacio de búsqueda y reflexión.
Ramón Teves expone los restos de un banquete rodeados por retratos de niños y adolescentes en posiciones y actitudes abiertas, frontales, interpelantes. Algunos aportan un objeto o un animal con los que comparten su presentación, plasmando relaciones afectivas o ampliando el campo de las asociaciones. Alejandra Mizrahi, por su parte, relaciona el espacio doméstico con el recuerdo de su abuela, convocada a la exhibición a través de un objeto-fetiche textil, a medio camino entre la calidez evocadora y la implantación ominosa.
Las fotografías de Paula Toto Blake transmiten igualmente cierta atmósfera de ominosidad. Espacios derruidos, sillas quemadas, objetos domésticos inutilizados son el soporte del recuerdo, el sueño o el fantasma. Finalmente, Mariano Balbuena retrata a cierta clase media local a través de las fachadas recargadas de sus hogares, en una sinfonía del abigarramiento y el exceso. La ausencia humana apenas suaviza la materialidad elocuente.
Así, cada artista a su manera se aproxima de forma singular al terreno siempre visitado pero al mismo tiempo siempre desconocido de lo doméstico. Esta exposición pone de manifiesto tanto su potencial siempre renovado de significaciones, como la capacidad de encontrar las preguntas más incisivas en los entornos más próximos.

Info: Hasta el 31 de julio,
en Arte x Arte, Lavalleja 1062