Al visitar el taller de Eduardo Moisset de Espanes se transita por un mundo que no deja de sorprender. Apasionado, practicante de sus convicciones caminó por mas de cincuenta años los procesos de su teoría dentro de lo que ha dado en llamar “geometría generativa”. Sus primeras obras, nos traen a la memoria iconografías orientales donde la síntesis y la sutileza en el trazo son el punto de partida de sus investigaciones. La cuestión es plasmar en el soporte la obra basada en un desarrollo matemático, hecho este que podría interpretarse, en un primer momento, como un planteo rígido y esquemático, pero ajeno a esta suposición, existe una previsualización que determina el camino de búsqueda donde los elementos relacionados al hecho creativo establecen que estamos frente a un artista. La producción de Moisset de Espanés está fundada en procesos y desarrollos matemáticos cuya resultante podemos establecerla, sin equivocarnos, dentro del geometrismo y comenta el artista: “la idea fundamental fue crear leyes de crecimiento o desarrollo que determinaran como se “mueven” los puntos y las líneas dentro de un soporte determinado y a su vez leyes que transformaran los números naturales (1, 2, 3, 4, 5, 6…) en figuras geométricas, sus dimensiones, su ubicación en el plano o en el espacio”. Obras realizadas en tinta sobre papel en los años sesenta encuadran su producción en el cientismo. Al “aplicar sus leyes” trabajando el acrílico aparecieron los espacios con volumen, período que corresponde a su estadía en Alemania. A mitad de la década del ochenta surge una segunda etapa que se centra en el desarrollo de la cromía aplicando sus “series numéricas” a la búsqueda de cálidos y fríos donde lo central son los focos de color y no los de luz. Moisset de Espanes utiliza sus “series numéricas” como un medio entre el proceso creador y la tela, lo que resume: “con ellas (series numéricas) se deforman las tramas, se permite la ruptura de los ángulos para dar paso a las curvas y de cada ley inicial surge un cuadro nuevo”.