Acaso, al admirar las estructuras lumínicas de Kosice que se elevan hacia el espacio, al ver los mármoles atados con alambres de Iommi que se expanden, incontenibles, y al descubrir los números que Testa pone al día desde su infancia, todos experimentemos algo que se asemeja a ese acontecimiento que desencadena la música.
Las obras de Kosice, Iommi y Testa, tienen la cualidad de los monumentos, son legados de nuestra cultura para las generaciones venideras, productos de la feliz concordancia entre los criterios estéticos y los principios éticos de los autores.
El homenaje que arteBA Fundación y Banco Galicia dedican este año a nuestros artistas, cumple un deseo compartido por toda la comunidad del arte. Celebramos a los protagonistas de una generación que creyó en la utopía moderna, que preserva todavía los ideales humanistas, y que hoy se proyectan, como punto de partida firme del nuevo siglo, más que como epígonos del que se fue.
Kosice, Iommi y Testa, creadores de una obra esencial para la historia del arte moderno argentino, no cesan de trabajar y derrochar energía desde hace más de media centuria. Sus extensas trayectorias son modelos ejemplares de una unión voluntaria e indisoluble entre la producción artística y el contexto sociocultural. Sus obras nunca se separaron del mundo que les tocó vivir.
Ellos continúan cuestionando lo establecido, imaginando y ensayando repuestas para el arte y también para la vida. ¿Qué implica ser artista? Basta conocerlos para saberlo.
Precursores de los primeros movimientos de vanguardia, lejos de fundirse en la identidad de estos grupos, se revelan como herederos de cierta indisciplina intelectual que es patrimonio del ser argentino, se destacan como individualidades. Son únicos e incomparables. La plataforma de alta visibilidad de la Feria de Arte Contemporáneo hace posible cumplir con la asignatura pendiente de expresar el orgullo que nos inspira su sabiduría. Ahora tendremos la posibilidad de decirles, sencillamente: gracias.

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Gyula Kosice (1924), cofundador de “Arturo. Revista de Artes Abstractas“, en 1944, inspirado por los aires renovadores de la vanguardia que conmueven la conservadora Buenos Aires, creó Röyi, la primera escultura articulada y móvil. En 1945 estuvo entre los fundadores del movimiento de Arte Concreto Invención; en 1946 creó el Movimiento de Arte Madí, escribió el Manifiesto Madí y diseñó estructuras lumínicas donde utilizó -por primera vez en el mundo- gas de neón. Desde 1949 el agua es elemento esencial de sus esculturas hidráulicas. Luego, vendría el sueño de la “Ciudad hidroespacial”.
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“Enio Iommi, yo, empiezo con el arte concreto, y eso fue en el año 1945”, cuenta el maestro nacido en el año 1926, con el ímpetu frontal que caracteriza su obra, sus gestos y sus palabras. Integrante en ese entonces del movimiento Arte Concreto Invención, se diferenció del grupo por resistirse a redundar en la fórmula que lo consagró. En 1947 comenzó a utilizar vidrio y luego, adoquines, trapos, plásticos, materiales descartables, cuya tosca apariencia nunca logró alterar la armonía de las formas ni la pureza de las líneas aerodinámicas que consolidaron su fama.

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Clorindo Testa (1923), como artista y arquitecto a la vez, goza de un doble talento y un doble prestigio. En 1952 expuso por primera vez en forma individual en Buenos Aires. A partir de 1957 se sucedieron los reconocimientos y los premios nacionales e internacionales, así como las participaciones en las grandes Bienales (Venecia, San Pablo). En los años sesenta integró el Grupo de los Cinco, y en los setenta el Grupo de los 13 o Grupo CAYC, que ganó el Gran Premio de la Bienal de San Pablo en 1977. Su obra, con sus mensajes directos, activa los procesos mentales del espectador.