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Sigilosa, la cita fue para pocos. Nicola Costantino presentó su obra La cena un día antes de la inauguración oficial con una performance que incluyó una deliciosa comida ideada por la artista, la celebrante principal de una ceremonia que tenía algo de sacrificio y que sumó vestales y luces, música y voces.
Algo inquietos, los comensales no sabían qué esperar. Es lógico, a lo largo de su trayectoria la artista ofreció más de un asombro.
Precisamente, una sorpresa aguarda al observador detrás de la única gran foto repleta de misterio, con magníficas sombras y resplandores, que se percibe al ingresar a la sala del Nuevo espacio de la galería Ruth Benzacar. Pero, son dos las impecables fotos que componen la pieza armada como un retablo que se abre o cierra a voluntad.
En La cena, Costantino vuelve acudir a la idea de banquete y a los elementos performáticos que había transitado en una de sus obras iniciales, Cochon sur canapé (1993). Registro de una escenificación que insinúa un rito, La cena es una obra que parece discurrir entre lo sensual y lo perverso, el placer y la muerte, entre la historia del arte y la maravilla técnica.
Info: Hasta el 14 de junio en Ruth Benzacar, Florida 1000
