News Argentina

martes 1 de julio, 2008
Bernard Morucci
El catedrático francés destaca su alianza con el patrimonio.
por Carmen María Ramos

Trescientos participantes de distintos lugares de la Argentina, de Uruguay, Chile, Paraguay y Ecuador siguieron durante tres días a Bernard Morucci durante su presentación académica en Buenos Aires, en el marco de la Cátedra UNESCO de Turismo Cultural, que llevan adelante la Universidad Nacional de Tres de Febrero y la Asociación Amigos del Museo Nacional de Bellas Artes.

La amplia respuesta a las actividades propuestas refleja la existencia de un numeroso público con vocación de capacitación y perfeccionamiento en los temas de cultura, turismo y desarrollo, de importancia creciente en Argentina y los países vecinos.
La presentación del eminente especialista francés culminó con la realización de un taller cerrado para funcionarios de las áreas de Cultura y de Turismo del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires e investigadores de la Cátedra, sobre los pasos a seguir para la puesta en marcha de un Observatorio de Turismo Cultural en una Ciudad como Buenos Aires.

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Matemático de formación, el Dr. Bernard Morucci es profesor emérito de la Universidad de Paris I Panthéon-Sorbonne. Ha dirigido programas de postgrado de turismo durante los últimos 30 años, así como un laboratorio de investigación y experimentación con profesionales del sector. Fundó el Centro Mundial del Turismo en 1986, organismo vinculado a la Organización Mundial del Turismo. Desde 1998, es coordinador de la red mundial de Cátedras UNESCO de Cultura, Turismo y Desarrollo.
Con la idea de que una apertura sostenible del patrimonio al turismo exige trabajo asociativo, profesional y altamente calificado, en el campo de la educación la UNESCO favoreció la creación de tres cátedras especializadas en turismo cultural: la de Paris, que dirige Bernard Morucci, una segunda en Moscú y, más recientemente, la de Buenos Aires.
En medio de una intensa actividad académica en el auditorio de la Asociación Amigos del MNBA, el catedrático visitante se hizo tiempo para almorzar en Villa Ocampo, recorrer La Boca y la Barraca Peña, San Telmo y Mataderos, visitar el Museo Nacional de Bellas Artes y hasta asistir a una milonga. Valoró en todos sus recorridos los aspectos más genuinos de la identidad argentina, se mostró entusiasmado y dijo, a modo de ejemplo: “Una ciudad que intenta preservar un conjunto portuario urbano de gran valor cultural como la Barraca Peña, del siglo XVIII, escenario ambiental único en el famoso barrio de La Boca, me despierta enorme simpatía”. También destacó: “Creo que es un buen ejemplo de lo que se podría hacer desde las políticas públicas para alcanzar la valorización turística sostenible del patrimonio cultural”.
Antes de partir, Bernard Morucci adelantó que ve a la Cátedra de Buenos Aires como el motor que va a tirar de la locomotora del turismo cultural en Sudamérica.

¿Cuál es el objetivo de la Cátedra UNESCO de turismo cultural que usted dirige en la Sorbona?
-El mismo de la Cátedra de Buenos Aires: asegurar que el turismo sea respetuoso con las culturas y el medioambiente, y que los recursos que genera se utilicen también para preservar de manera equitativa el patrimonio, reforzar el desarrollo cultural, favorecer la movilidad de conocimientos, gracias al hermanamiento y al establecimiento de redes.

Usted habla del turismo patrimonial. ¿Qué lo diferenciaría del turismo cultural?
-Turismo cultural describe al conjunto de relaciones entre el turismo y las diferentes formas de expresión cultural. Desde visitar un museo, un sitio o un monumento, asistir a un espectáculo musical o teatral o participar de fiestas tradicionales. El campo del turismo cultural se extiende incluso al análisis de los efectos culturales de los encuentros entre los turistas y las poblaciones receptoras y los impactos que se producen.
Sin despreciar los aspectos antropológicos de los contactos de la cultura, la valorización turística sostenible del patrimonio o, más brevemente, el turismo patrimonial, se interesa más particularmente por las condiciones de protección, de puesta en valor y de gestión de las diferentes formas de patrimonio material e inmaterial, en una perspectiva de desarrollo turístico sostenible.

¿Cuáles son los principales problemas del turismo cultural hoy en día, y las principales propuestas para solucionarlos?
-Entre los problemas prácticos y concretos podemos mencionar la falta de financiación privada para la protección, la gestión y la puesta en valor del patrimonio; las dificultades para conocer bien los flujos culturales y medir sus consecuencias económicas y la concentración de la oferta en las grandes ciudades. Para contribuir a la mejora de algunos de estos problemas, sería necesario reforzar los vínculos entre las profesiones de la cultura y del turismo; alentar los incentivos fiscales para la participación del sector privado; desarrollar circuitos y rutas turísticas con un guión consistente y una señaléctica que les de unidad y coherencia.

¿Qué papel le asigna a las llamadas rutas culturales en un contexto de turismo sostenible?
-Yo entiendo a las rutas culturales como una herramienta de preservación y de valorización de los patrimonios, de diálogo entre los pueblos y, al mismo tiempo, de desarrollo de los territorios que recorren. Algunas, las más simbólicas, son bastante difundidas y están asociadas a productos turísticos como la ruta de la seda o la ruta del esclavo. Existen o empiezan a perfilarse otras rutas en Medio Oriente, en Europa Oriental, en los desiertos.

En América Latina ya hablamos del Qapaq Ñan o Camino Inca…
-Claro, y hay otras rutas en proceso de investigación, como por ejemplo la del gaucho. Pero todavía queda mucho trabajo por hacer, porque todo esto exige infraestructura, interpretación, autenticidad y reconstituciones, sin olvidar que para lograr el desarrollo sostenible, es indispensable asociar a las poblaciones locales a las acciones de diseño y gestión del turismo. Yo veo en las rutas en particular y en el turismo de patrimonio en general, el potencial de verdaderas herramientas de desarrollo y de lucha contra la pobreza.

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