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Las vanguardias continúan increpándonos. Preguntas sobre el Di Tella y los 60 en el arte argentino aun se siguen respondiendo. Preguntar hace medio siglo atrás y seguir buscando respuestas
¿no los hace geniales? Por lo menos vigentes. ¿Vamos a intentar dar con las respuestas? ¿Cómo?
Un amigo querido un día dijo: ‘hay cosas que no se explican, se entienden’
Con esas palabras comprendí que nada en el arte puede ser ajeno si decidimos convivir con él. En el arte y en todo.
Necesitamos ejercitar la sensibilidad para que alguna vez dejemos de hablar de la genialidad, ligada solamente a la locura y a la demencia.
Lo que sucedió allá lejos y hace tiempo sucede, aquí y ahora. Con lo dicho no me refiero a repeticiones o relecturas sino, de lo necesario que es experimentar el universo de la vida. Es por eso que entender el arte contemporáneo no involucra ni una edad, ni un tiempo, ni a un grupo.
Hoy en día, encontramos varios puntos comunes por donde empezar a vislumbrar un camino : la preponderancia del fenómeno sobre el objeto, la multiplicidad de los recursos utilizados, las nuevas tecnologías, el vocabulario que se desprende de ellas. Modos nuevos de exigir la participación del observador, y que fundan nuevas relaciones espacio temporales. “Fundan” de crear, y de fundirse, también.
“Convocamos a los contempladores a relacionar imagen y concepto. Que si la obra de arte, como cosa, tiende a desaparecer, según lo vengo sosteniendo desde hace años, no desaparecerá el arte, el cual solamente, cambiará de aspecto” eran las palabras guía del profesor Jorge Romero Brest, director del Instituto Di Tella, en los primeros años de la década del ´60.
Todos sabemos que ante lo diferente y lo desconocido opera el miedo. Pero, si las puertas están abiertas, pasar. Tocar si te invitan a tocar. Imaginar como sería tocar si no está permitido hacerlo. Escuchar. Agudizar la intriga.
Tal vez, no debiéramos pensar en la búsqueda de un sentido absoluto. Apelo a que sólo sea un sentido propio: gozar de las propias conclusiones.
Entonces, a modo de práctica, la propuesta es visitar las siguientes muestras vigentes de artistas jóvenes argentinos.
“En la mañana del mundo”, Leopoldo Estol y sus amigos invitan a pasear por los caminos de los vínculos, de los amores buenos. Leo es el artista, y por carácter transitivo sus amigos también.
A simple vista, pienso: -hay que hacer semejante despliegue de cosas, de palabras, de movimiento, de ruiditos-. Los objetos son tantos que no me parecen personales, qué pueden tener de íntimo los desechos?
Al bajar la escalera (las lámparas-faros me terminaron de convidar la invitación), la experiencia se profundiza. Hay un estado de latencia creativa permanente, como si fuera un proyecto eterno. Se percibe constantemente la presencia de un grupo de personas y de la relación que los une. De mucha alegría y comunicación, por cierto. Cuando salgo después de mucho rato de quedarme como atrapada en un trance mental, ya escucho la música. Un señor que está en la sala me pregunta: -¿te gusta?-. No es cuestión de gustos, me siento extasiada.
En orden cronológico visito la muestra de Fernanda Laguna, “La ama de casa”. Me pasa lo mismo que con la muestra de Estol. Se me presenta un mundo privado. Cortinas de papel nos dan la bienvenida. Entramos a una casa dedicada, como la del poema que acompaña la muestra. La ama-artista de esta casa tiene un espíritu integrador. Con dulzura hace una oda a lo incierto, se burla del tiempo, le dice a lo por venir, que venga cuando quiera, que su mundo es sencillo y cotidiano. Por todos lados hay enunciados de lo pequeño y de lo que es: un cuadro con caracoles se llama “Caracoles”, uno pintado con los pies descalzos se llama “Patas”. Un mundo lleno de tributos a las sensaciones, a lo momentáneo, a lo presencial, a lo vívido. Igualito al amor.
Por último, “Material para una época” de Leila Tschopp. Su nombre provoca la idea de compromiso. De las tres muestras, en ésta es tan clara la intencionalidad del registro. Y a diferencia de las anteriores, se siente una marcada trascendencia en la línea del tiempo. La tensión entre movimiento y quietud, entre totalidad y partición es ordenada. Un balance perfecto entre la obra-boceto y la obra-muro.
A la noche, en mis sueños, se me aparecen tres escaleras como las de la obra de esta artista. Creo que no llevaban a ningún lugar, se trataba solo del ejercicio de subirlas.
Info: Leopoldo Estol y amigos
Hasta el 3 de mayo. Ruth Benzacar, Florida 1000
Fernanda Laguna. La ama de casa
Hasta el 25 de abril. Dabbah Torrejon, El Salvador 5176
Leila Tschopp. Material para una época
Hasta el 17 de abril
713 Arte Contemporáneo, Defensa 713