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La premisa antes de ingresar en la feria internacional de arte contemporáneo ARCO, o a cualquier feria de arte, es: “No es un museo de arte contemporáneo, es un espacio donde conviven durante un corto período de tiempo discursos variados, y la suma de un sinfín de esfuerzos por parte de galerías de todo el mundo, organizadores, embajadas, prensa, etc”.
Entrar en ARCO, es tan complejo como aventurero. Y es entendible que tenga, a partes casi iguales, altibajos. Del infierno al cielo, lo llamaban algunos, ya que el panorama artístico de este comienzo del siglo XXI no dista mucho del final del XX. Pero no hay que olvidar que este panorama no es ajeno a la situación mundial de la política, la economía y todo lo que se cocina en este planeta globalizado y globalizante.
Continua la confusión de por dónde transita el arte hoy en día, y ARCO no es el espacio para aclararlo, ni debe de marcar derroteros por los que transitar. Pero en medio de esta nebulosa es de agradecer que existan espacios donde circulen visiones, expresiones y discursos de casi todos los lugares del mundo. Lo cual también nos permite pensar que en todas partes se buscan caminos por los cuales circular.
Aun siendo vender la premisa de las ferias, hay sorpresas. Obvio que no son todos los que están, ni están todos los que son.
Un recorrido rápido
Los grandes no defraudan. Lo dejaron claro Janish Kounellis, en Carles Taché, con una propuesta contundente y austera y que, paralelamente, se esta prodigando en espacios de Galicia y Barcelona. Y declara: “Lo universal no existe en el arte, solo existe en la Bolsa”. Hay que partir de un lenguaje para encontrar a los demás porque si no se crea una realidad fantasmagórica.
También para destacar resulta una obra violenta y bella de Marina Abramovich en la galería ginebrina Guy Bärtschi. Una escalera de mano cuyos peldaños son cuchillos con sus filos hacia arriba. Estremecedora.
Argentina estuvo representada por dos galerías. Arte x Arte, en el espacio E-Box Pantalla, y Ruth Benzacar, una incondicional desde toda la vida de ARCO. Orly Benzacar, hoy directora de la misma apostó por algunos pesos pesados como León Ferrari. Pero la alegría de venta se la llevo con 3 piezas de Alejandro Puente al Reina Sofía, institución que, como ha apuntado Orly, cuenta en su colección con muy pocas obras de artistas latinoamericanos; un vacio que su nuevo director debiera de plantearse.
ARCO este año ha agregado una nueva planta, en el piso superior donde convivieron estas actividades, además de las editoriales, los stands de las comunidades, el espacio para mesas redondas más los stands del país invitado. Se le llamó ARCO 40 por los 40m2 de cada stand.
A la pregunta: ¿hacia dónde va ARCO? La respuesta, en palabras de su directora: al mercado por el mercado mismo.
Las cifras hablan por sí solas: el Reina Sofía ha invertido 1.169.000 euros en 19 piezas, el MUSAC de Castilla y León 312.760 euros en 14 obras, El centro Gallego 250.000 euros en 15 piezas. Pero el Francis Bacon valorado en 23,2 millones de euros, hasta el momento de cerrar ARCO, permanecía sin el buscado y apetecible punto rojo de “vendido”.
Para los que nunca han estado, ARCO09 abrirá sus puertas puntualmente dentro de un año. Si les apetece y se lo pueden permitir; pasen, más que nada, por que es “una oportunidad”.
TESTIMONIO
Alvaro De Benito, corresponsal de Arte al Día en Madrid
¿Por que se destacó Arco este año?
“Este año ARCO destacó por su nueva ubicación dentro de la Feria, ocupando los dos pabellones nuevos de la ampliación del recinto. Las ventas se incrementaron un 15%, según los datos oficiales, y se esquivó la crisis que podría venir de lo económico. Brasil fue el país invitado y tuvo un programa comisariado en el que los comisarios decidieron los artistas y, después, las galerías que lo representaban. Se incluyó en el programa “Performing ARCO” en el que se desarrollaron performances, dando la oportunidad a este género excluido normalmente de los recintos expositivos.”
¿Qué te interesó de la presencia Argentina?
“Quizá por la avalancha de galerías y autores brasileños no he percibido tanta participación argentina como otros años. La Galería Ruth Benzacar llevó obra de Jorge Macchi, Liliana Porter, Graciela Hasper y León Ferrari, entre otros y vendió al Museo Reina Sofía obra de Alejandro Puente. León Ferrari también estuvo presente de la mano de Dan Galería, de Brasil, quienes expusieron obras suyas junto con las de otros maestros como Soto o Cruz-Díez. También de los maestros, se mostraron obras de Lucio Fontana. De los jóvenes, una galería española (Distrito Cu4tro) tuvo a Sebastián Gordín.”
¿Cuáles fueron sus puntos fuertes y débiles de la feria?
“El punto débil de ARCO fue cierto déficit en la organización de los nuevos espacios y en la distribución de las galerías. Las entradas para el público general fueron excesivamente caras. La presencia de galerías latinoamericanas fue muy escasa si se atiende a la apuesta que quieren hacer por el arte latinoamericano (según la organización) El punto fuerte es que se sigue consolidando año a año, incrementando las ventas y la presencia extranjera. Se van logrando equilibrios entre todas las disciplinas (foto, pintura, instalaciones). También es fuerte la influencia que ejerce sobre la ciudad en esos días y las exposiciones que se programan con motivo de ARCO, en este caso, de artistas brasileños.”