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jueves 17 de julio, 2008
RUBBERS GALERÍA DE ARTE
por Elena Antonini
RUBBERS GALERÍA DE ARTE
 

Dotado de un claro sentido de la estética y formado como publicista, Natalio Povarché considera que la mirada es la clave de su vida profesional.

Dotado de un claro sentido de la estética y formado como publicista, Natalio Povarché considera que la mirada es la clave de su vida profesional. Su proyecto de vida, la Galerí­a Rubbers cumple 50 años de actividad ininterrumpida y lleva realizadas unas 800 exposiciones. Hoy, su hija Mariana es su principal colaboradora. Arte al Dí­a conversó con el galerista, quien ofreció un balance de su experiencia con el arte.

Arte al Dí­a: ¿Cómo debe ser una galerí­a de arte, en la actualidad?
Natalio Povarché: Una galerí­a profesional tiene que estar inexorablemente dirigida por un profesional que haya desarrollado su visión, alimentado su idea y que haya tenido muchas iniciativas propias generadoras de situaciones de éxito. El director de una galerí­a debe enriquecer su mirada y descubrir nuevos talentos, trabajar para lograr la consagración de sus artistas y ser promotor de un mercado creí­ble. Debe convertir su galerí­a en un referente de consulta y asesoramiento. Es una visión con la que hay que consustanciarse y que toma muchos años. En el año 1957 cuando me inicié habí­a un solo marchand: Alfredo Bonino y cinco galerí­as como Witcomb, Velásquez, que sólo organizaban exposiciones. Bonino se instaló en la Argentina y fracasó; pocos años después, aprendiendo de la experiencia anterior, puso su mirada sobre lo lo contemporáneo de calidad. Pocos años después, se abre Rubbers con esa misma visión: No me quedé con lo que no entendí­a, lo que tuviera a mano o lo poco que aparecí­a.

AaD: ¿Hoy en dí­a trabaja con artistas contemporáneos?
NP: La galerí­a trabaja sólo con artistas contemporáneos y con acuerdo de exclusividad, lo cual representa una obligación por mi parte de hacer todo lo que corresponda alrededor de esa obra y absoluta fidelidad por parte del artista.

AaD: ¿Cómo organiza una muestra?
NP: Para mí­ todo es muy fácil porque vengo de la publicidad. Diseñamos un catálogo, se seleccionan los textos y juntos acordamos la mecánica de la promoción que tiene que ver con la difusión.

AaD: ¿Qué brinda a sus clientes?
NP: Asesoramiento, por encima de mis intereses. El coleccionista me tiene confianza. Al comprador que se acerca y dice que no entiende nada, le contesto que entra en una galerí­a en la que todo lo que puede encontrar está elegido por el director, no sólo por la calidad y visión de futuro sino porque la relación es armónica.

AaD: ¿Qué lo decidió a abrir una galerí­a?
NP: Luego de trabajar en publicidad traje de Estados Unidos la representación de algunas marcas de pinturas. Abrí­ un local en la calle Talcahuano, Pinturerí­a Rubbers que se consolidó como tal y poco a poco me fui vinculando con mis clientes, artistas como Presas, Russo, Spilimbergo, Norah Borges y otros. Mi mirada fue girando con el tiempo y terminé haciendo lo que habí­a soñado: siendo un marchand y no un vendedor de pintura.

AaD: ¿Volverí­a a empezar?
NP: Este es un paí­s en dónde no se encuentra gente solidaria, salvo pocas excepciones que se convierten en amigos í­ntimos. En esa soledad en la cual uno intenta realizar sus propias ideas, mucha gente abandona, pero es la fuerte convicción la que nos lleva a continuar. Por eso volverí­a a empezar. Tengo buena visión: conocí­ a Fernando Botero en el año 66 ó 65 en Nueva York, él aún no tení­a galerí­a. Lo descubrí­ y le propuse un contrato, su obra valí­a entre cuatrocientos y mil doscientos dólares. Seguramente con mi experiencia actual, en algunos casos hubiera actuado de manera diferente... Soy un excelente comprador y un mal vendedor. Volverí­a a empezar pero no venderí­a todo lo que he comprado.

 

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