El 28 de octubre elegimos. ¿Elegimos los destinos de la Patria? Elegir significa comparar entre no menos de dos opciones diferentes; evaluar e inclinarnos por una de ellas. Y cada elección es un paso que marca el rumbo de nuestro destino.

Desde el lugar que nos toca -en nuestro caso, el de la Cultura- deberí­amos poder elegir entre dos o tres programas nacionales de gobierno que nos planteen las distintas polí­ticas culturales a seguir, para poder evaluar y así­ elegir la que nos parezca más acertada para el desarrollo que pretendemos de nuestro paí­s. La triste realidad es que no conocemos programas culturales entre los que podamos elegir. Ningún polí­tico habla de ellos. ¿Será que no tenemos propuestas?

Pero esto no siempre fue así­. Tenemos sobrados ejemplos de hombres que hicieron el paí­s. Verdaderos hombres de tracción delantera que eligieron, creyeron e hicieron de su paí­s -nuestro paí­s-, un lugar destacado en el mundo. Uno de ellos, el 20 abril de 1867, durante la primera presidencia constitucional de la Nación Argentina, hace exactamente ciento cuarenta años, Don Jacobo Peuser, fundaba la Casa Peuser, una pequeña librerí­a ubicada en Cangallo 89, que contribuyó a enriquecer la mentalidad argentina, poniendo al alcance de los lectores y estudiosos de esa época, todas las novedades literarias, históricas y filosóficas de la segunda mitad del siglo XIX. Tres lustros más tarde, en 1881, la empresa inició la segunda etapa de su labor y comenzó a editar los pocos libros que se escribí­an en Argentina, empezando por publicar la obra de Estanislao Zeballos, Viaje al paí­s de los araucanos. Libros de Mitre, Ascasubi, Guido Spano, Ernesto Quesada, Maximiliano Legizamón y de muchí­simos otros escritores notables de fines de esa centuria, dieron renombre a esta editorial que se caracterizó por la excelencia en las artes gráficas y por el profundo amor de quien es depositaria de toda una tradición vinculada a nuestro pasado y a la historia de nuestra cultura.

Cuando Paul Adam afirma en su libro Dix ans de l' Art Franí§ais, que conocer el movimiento estético de un paí­s significa ahondar en su excelencia, establece una verdad fundamental que, sobre todo en estos momentos, deberí­amos meditar los argentinos. Si bien fuimos proclamados el "granero del mundo", sabemos positivamente que a Grecia y a Roma no se las conoce por la calidad de sus granos y su ganado sino por sus filósofos, sus poetas y sus artistas. Es decir por su Cultura.

Concientes de esto, algunas empresas privadas hoy apuestan también a la Cultura. Premios como el de la UADE, Petrobrás, Andreani y Cultural Chandon, programas federales como el de Repsol YPF, auspicios como los del Banco Galicia, museos privados como el MALBA y medios de difusión como la Editorial Arte al Dí­a ayudan a difundir la obra de nuestros artistas y nos afianzan en esta dirección. Exijamos que nuestros polí­ticos se interesen y diseñen polí­ticas culturales que den respuestas al estado calamitoso de algunos de nuestros museos nacionales y provinciales, verdaderos reservorios de nuestro patrimonio espiritual y destinen más recursos al, siempre magro, presupuesto de un área que tiene que ver con el destino y la identidad de su pueblo.

Octubre es mes de elecciones y no todo está perdido. Aún podemos elegir. Elegir HACER. Cada uno, desde el lugar que nos toca, aportando nuestro granito de arena. Y así­ empezar a cambiar la historia para verdaderamente elegir los destinos de la Patria en la que queremos vivir.

Patria: Tierra natal o adoptiva ordenada como nación, a la que se siente ligado el ser humano por ví­nculos jurí­dicos, históricos y afectivos.