News Argentina
Hace años que Luis Niveiro se asumió como un ácido cronista de la realidad política, de las miserias e hipocresías cotidianas, acá en los pagos de esta sufrida tierra argentina y también en el mundo globalizado que estalla en pedazos. |
Hace años que Luis Niveiro se asumió como un ácido cronista de la realidad política, de las miserias e hipocresías cotidianas, acá en los pagos de esta sufrida tierra argentina y también en el mundo globalizado que estalla en pedazos. Solo que, y ésta es la deslumbrante clave paródica de sus crónicas, la narración de la borocotización de la clase política y de otras delicias se despliega lúdicamente en los candorosos juguetes de nuestra infancia. Pinocho, ese encantador mentiroso, con su rígido cuerpo de madera, su gesto adusto, parece el director de orquesta que agrupa a una funambulesca corte de los milagros, como esos siete enanitos del bosque que frente a una seductora Blancanieves, se han vuelto adictos "consumidores" a tanta oferta nívea, blanca de extrema pureza, se entiende. Esa metamorfosis que hace del juguete, con su intrínseca inocencia, un puente al corrupto mundo adulto de nuestros días, tensa el arco de multitud de muñequitos convertidos en cartoneros, políticos genuflexos, burócratas y arribistas obsecuentes junto con otros virtuosos del engaño. En esa tensión entre el candor de los objetos que nos colman de nostalgia y el humor vitriólito que Niveiro les imprime reside el singular y perturbador encanto de su reciente muestra en Loreto Arenas, que compendia siete años de la producción de este correntino mordaz. Correntino, claro, Niveiro hace honor al proverbial humor de su provincia, al doble sentido del relato popular, tan impagable como la parodia entre el mito de Sísifo y el del Partido Justicialista que una y otra vez, sin descanso, remonta la misma piedra (¿el poder?) empinando lo que parece una cuesta imposible...
Info: |