Voy tomando diferentes caminos, siempre dentro del dibujo y la pintura, caminos truncos por un tiempo, que luego reaparecen", reflexiona Duilio Pierri en su taller de Don Torcuato, mientras prepara su gran retrospectiva en el Museo Sívori, que se inaugura el 8 de septiembre.
Para el público esta será la oportunidad de apreciar la evolución de un artista audaz, tanto por su uso del color y de las formas como por la libertad con que cambia de tema y es capaz de apropiarse tanto de la literatura, como de la pintura renacentista o del cómic. Para él mismo, la muestra implica el reconocimiento de rupturas y continuidades en su obra, motivos que reaparecen como formas inconscientes y remotas, caminos truncos que encontraron un nuevo cauce.
"Veo en paisajes que pinté hace cuatro o cinco años, algo que podría verse como neopuntillismo. Esa forma de tratar la pincelada, una separada de la otra. Pero me doy cuenta de que es otra cosa, viene de mi obra de los comienzos, de Matrimonio romano, de 1975, por ejemplo, cuando había descubierto los mosaicos de Ravenna. Y muchos años después eso reaparece en los bosques", explica el artista.
Después Duilio muestra una de sus pinturas más recientes: son como close-ups del tema del bosque, un ramaje curvo, en colores fríos, grises, árboles desrrealizados por una mirada que, de tan cercana, se vuelve extraña. Formas curvas, que él reconoce en obras de los 70, donde aparecen como tentáculos, entre edificios, por las ventanas.
Algo que parece desplegarse a lo largo del tiempo y que Duilio Pierri reivindica, es su libertad para cambiar. "Hay cosas que se agotan. Pero desde el punto de vista comercial, parece mejor hacer lo mismo", dice, y cuenta que ha sido criticado por no mantenerse dentro de alguno de sus senderos más exitosos, como fue en su momento la serie de los mosquitos.
"El origen de esa serie fueron obras que hice en plena dictadura, estaba encerrado en mi casa pintando. Comencé con dibujos en papel, mientras hablaba por teléfono, estaban relacionados con una pesadilla infantil, una invasión de insectos gigantes", recuerda. Esos dibujos que están en la base de la serie de los mosquitos -figuras antropomorfas con cabezas o cuerpos de moscas-, como también los cómics "No está permitido ser dadaísta" y "Listo para la fiesta", son inéditos que se podrán ver, por primera vez en el Sívori. Obras como "Dedoman" (1984) exhiben esa fuerte impronta del cómic y fueron realizadas en Nueva York.
Pero mientras uno de sus caminos se orientaba hacia la historieta y el mundo del futuro, otro lo llevaba a la literatura clásica: primero fueron las "Metamorfosis" de Ovidio y los mitos; después "El Matadero" de Esteban Echeverría y los sonetos de Miguel Ángel.
De la lectura de Ovidio surgió la serie de Narciso, realizada por encargo del coleccionista Alejandro Furlong, que se había construido una casa en estilo romano. En esa serie Pierri recrea el espíritu del clasicismo. Su próxima serie, sobre El Matadero, mantiene algo de esa inspiración clásica y va derivando hacia una epopeya pagana. Pierri señala "El retorno de los restos" - "repatrié los restos de Rosas antes que Perón"- y el Retrato ecuestre del restaurador (ambas de 1987) como sus preferidos. La ironía se cuela en estas lecturas de la historia patria: en "Rosas y Sarmiento plantando en Palermo"(1987) los muestra juntos, plantando árboles en el parque Thays, que Sarmiento construyó luego de arrasar con la residencia de Rosas. Pero su última búsqueda tiene que ver con el paisaje: "En todo hay paisaje, lo que tenía de identidad El Matadero era el paisaje. Me criticaron, me vieron como retrógrado. Pero después empezaron a aceptarlo. Uno está siempre dividido en microclimas, ahora estoy en contacto con esto, con el paisaje". Un paisaje que no es siempre el mismo, que busca nuevos cauces. Info: del 8 de septiembre al 7 de octubre, en el Museo de Artes Plásticas Eduardo Sívori, Av. Infanta Isabel 555
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