Una muestra que recupera algunos hitos fundamentales de esas décadas decisivas para la historia del arte argentino. Con un excelente montaje, la muestra propone una visión en conjunto de la obra de los artistas protagonistas, quienes compartieron un proyecto a la vez nacional y cosmopolita. Con un objetivo común: educar e instalar el gusto por el arte en la Argentina, e, idealmente, posicionar a Buenos Aires como una gran metrópolis del arte en América.
Lo primero que ve el visitante, mientras transita el pasillo vidriado que conecta el Museo Nacional de Bellas Artes con su pabellón anexo, es la amplia vidriera de una antiguo "bazar" o salón donde se ofrece a la vista la bella pintura de una refinada muchacha haciéndose "La toilette" (1888), de Eduardo Schiaffino, que anticipa la atractiva exhibición de "Primeros modernos en Buenos Aires (1876-1896)".
La muestra está organizada alrededor de cinco núcleos: Academias y maestros, Salón de París, 1894, El Salón del Ateneo, El desnudo entre el naturalismo y el simbolismo y Trayectorias, a través de emblemáticas pinturas y esculturas, obra gráfica y documentos, pertenecientes a la colección permanente del Museo y a colecciones públicas y privadas.
Curada por Laura Malosetti Costa, la muestra ofrece una nueva lectura sobre la obra de artistas que descollaron y organizaron la escena del arte local en el siglo XIX como Reinaldo Giudice, Angel Della Valle, Graciano Mendilaharzu, Lucio Correa Morales, Rogelio Yrurtia, Eduardo Sívori, Ernesto de la Cárcova, Augusto Ballerini, Emilio Caraffa, Severo Rodríguez Etchart, Ventura Marco del Pont, Eduardo Schiaffino, entre otros. Asimismo, subraya las iniciativas organizativas de estos artistas -muchos de los cuales estudiaron en Europa y regresaron con una nueva comprensión y sensibilidad de los fenómenos artísticos- que crean en 1876 la Sociedad Estímulo de Bellas Artes, fundan el Ateneo en 1892, en 1896 el MNBA en el Bon Marché, la Academia, y acompañan el deseo de lograr una renovación de la tradición cultural, en sintonía con la elite política de la generación del Ochenta que sienta las bases de la Organización Nacional.
Aún cuando se suele marcar el inicio de la modernidad en la Argentina a partir de los años veinte del siglo pasado, la curadora rescata los gestos modernos de estos artistas que se animaron a pintar desnudos (en una sociedad pacata como la porteña) y a mostrar la pobreza de los inmigrantes, en medio de una sociedad urbana en crecimiento y en proceso de industrialización.
Ernesto de la Cárcova aborda maravillosamente ambas temáticas en "Ensueño (desnudo con nenúfares)", ca. 1896, que ilustra la portada del catálogo de la muestra, o en la magnífica "Sorpresa (desnudo con fondo rojo)", ca. 1896, y en "Sin pan y sin trabajo", 1892/1893, que posee una innegable contemporaneidad y es repetidamente citada o apropiada por otros artistas. El óleo muestra a un trabajador desempleado. Furioso y frustrado, mira a través de la ventana como unos obreros son golpeados por la policía. La pintura, iniciada en Italia y terminada en Buenos Aires, se completa con una mesa vacía con herramientas ociosas, y una demacrada mujer alimentando a su hijo.
Tiempo antes, Eduardo Sívori levanta una polvareda con su intenso óleo "Le lever de la bonne" (El despertar de la criada), 1887, entre otras cosas porque es un desnudo naturalista de una trabajadora y entonces éstas raramente eran las protagonistas de pinturas destinadas a los salones. Además, esta es la imagen no idealizada de una mujer desnuda, concentrada en algo tan trivial como acomodar una media y descripta con detalles físicos nada glamorosos. Presentada primero en el Salón de París de 1887, la pintura no pasó desapercibida. Aquí es también el centro de un video que aporta nuevas perspectivas sobre la pieza y ofrece múltiples miradas, como la de la curadora invitada, la de otros especialistas, las de artistas como Fermín Eguía.
Con logrado diseño museográfico de Tam Muro, la muestra cumple con poner en primer plano a estas obras de arte que, como bien apunta Malosetti Costa, son "otras presencias de gran peso" a las que "no suele pensarse" como "protagonistas de la historia" del país. En ese sentido, "Malón al atardecer", ca. 1890, o "Indio llevando una cruz", ca. 1893, de Angel Della Valle -cuya obra más conocida, "La vuelta del malón", 1892, aquí en su réplica pequeña o "Malón chico"-, son inusitadas estampas con indios como personajes principales, a tan sólo algo más de 15 años de finalizada "La campaña del desierto" (1878, 1879), el combate de las fuerzas de Buenos Aires contra los indios, con su consecuente eliminación. En simultáneo se presentó, "Mirar, saber, dominar. Imágenes de viajeros en la Argentina (Siglo XIX)", la exhibición curada Marta Penhos que sostiene que los viajeros (con eje en León Palliere, Adolf Methfessel) necesitaban verificar para poder dominar. Pinturas, dibujos y grabados producidas por artistas, mayormente, europeos que se aventuraron a lugares desconocidos y que con sus (¿discutibles?) testimonios contribuyeron a la construcción de la identidad visual del país. Ambas muestras con catálogos. Info: Hasta el 2 de septiembre, en el Museo Nacional de Bellas Artes, Av. del Libertador 1473
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