Recordamos la gigantografía de 7 x 3 m en la que se anunciaba su regreso de Nueva York donde vivió casi una década antes de instalarse en Miami, siguiendo su derrotero de nómada que se inició por Latinoamérica y continuó en París sin dejar de volver a su Argentina que tanto ama, especialmente Buenos Aires y La Boca.
Se trata del Pérez Celis vital, el de una pincelada característica que cubre toda la tela, el de la materia cargada y sus chorreados, el de los planos veloces y metálicos, el de los grandes contrastes texturales y colorísticos, el de los rostros dramáticos del "Gran Libro", obra monumental que coronaba en 1994 una década de un artista entregado al arte en cuerpo y alma.
Nada le es ajeno: tela, escultura, mural, edificio, estadio, lancha, una demostración constante de su libertad pictórica, audacia, energía , puestas al servicio de lo permanente en el arte, tema fundamental para este artista que siempre se reveló contra las teorías, la moda y lo "nuevo", por ello es que alguna vez dijo: "Siempre soy Pérez Celis".
Su exposición en la Biblioteca Nacional (1993) convocó a más de cincuenta mil personas de toda condición social que apreciaron la obra de un pintor sin anécdota reconocible, una abstracción que llega a todo el mundo, que no necesita de textos explicativos, una pintura que se da de manera frontal y que ha resistido todos los avatares y cambios del escenario artístico.
En la exposición que se exhibe actualmente en el Pabellón de las Bellas Artes de la UCA, "Grandes Relatos", se han reunido obras en papel, técnica mixta , grafito, que revelan al Pérez Celis más intimista.
Pertenecen a diferentes series "Hojas de Hierba" (Buenos Aires- Miami 1998), interpretaciones visuales del libro de Walt Whitman en la traducción de Jorge Luis Borges. Respecto a este trabajo, nada mejor que citar al crítico Rafael Squirru, conocedor profundo de la obra del poeta norteamericano y de Pérez Celis, cuando señala que "el poeta nos advierte que su espíritu penetró las grandes superficies y también las grandes profundidades". Es lo que ha sabido interpretar el artista en "Buena la tierra y buenas las estrellas y bueno cuanto les pertenece", una visión cósmica que llega a su máxima delicadeza en "Mientras el sol no te rechace, no te rechazaré..." "El Milenio" (Miami, 1999), comprende "El Feudalismo", "Las Cruzadas", "El Oriente", "Tenochtitlan", "El Renacimiento", "La Conquista", "El Romanticismo", "Guerras y Espacio", un recorrido por grandes períodos de la historia, en un formato más reducido e intimista donde se encuentran la materia y el color, la sectorización, las curvaturas que cortan el espacio, la simbología, característica de su obra.
"Papeles para Brancusi", serie realizada en Miami durante 2006, es un verdadero homenaje al escultor rumano en "La Columna Infinita", o "Pájaro en el Espacio", grafito sobre papel, obra severa, despojada, lacónica como la de este artista fallecido en París en 1957 cuya meta era alcanzar la forma esencial. Vale la pena recordar las palabras de Pérez Celis acerca de que "el artista es, en algún sentido, un ser distinto a los otros, se alimenta de su propio mundo y del estímulo de otras obras, pero la percepción se metaboliza y se transforma en ese espacio interior que es el que genera la creación". Info: Hasta el 26 de agosto, Pabellón de las Bellas Artes de la UCA, Alicia Moreau de Justo 1300
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