"El arte moderno -ha escrito Fermí­n Fevre- ha puesto al descubierto el mundo rico y a la vez complejo de la percepción visual" Muestra de ello, es la exposición del IV Salón de Arte de la UNT realizado en el marco del Julio Cultural. El conjunto, de nivel homogéneo, cuenta con fotografí­as, instalaciones, piezas escultóricas y pinturas. El jurado, integrado por G. Barale, y los crí­ticos Fabián Lebenglik, Rodrigo Alonso y Jorge Figueroa, seleccionó 55 obras, de 245 enví­os. Podrí­amos decir, sin incurrir en excesos, que las obras admitidas permiten sugerirnos una cartografí­a posible de la plástica en Tucumán. Las distinciones fueron para, entre otras, la obra Ocho cajas sobre el piso en las que hay guardadas pelotitas de piel que no puedes ver de la Lic. Carlota Beltrame. Se trata de una instalación organizada en torno a la dualidad presencia-ausencia. Cajas de PVC, ubicadas en el piso, contienen objetos de difí­cil visibilidad; a su vez, el conjunto, está contenido en otra caja de mayores dimensiones y de vidrio. Distopí­as-extended versión de Sebastián Rosso también fue premiada. En ella, el trabajo de apropiación, a través de la toma fotográfica y posterior digitalización, articula la propuesta con imágenes que le son ajenas. Se insinúa aquí­ cierto gesto duchampiano. Pre-tension, otra obra premiada, es una excelente instalación de Marí­a Fernanda Villagra quien se valió de gomitas elásticas moldeadas a modos de cuadrados para conformar una red que se presenta suspendida logrando una activa participación fí­sica por parte del espectador. Dignas de mencionar son las, también premiadas, obras de Juliet Ruiz y Analí­a Cecilia Villafuerte Con este Salón, de fuertes directivas hacia el heteróclito arte contemporáneo, creemos que la Universidad Nacional de Tucumán da visibilidad a propuestas que se distancian de los convencionalismos permitiendo la legalización de lo nuevo en la escena de la plástica tucumana.