Las sesenta fotos de la muestra "Los grandes retratos de Nadar", en el Centro Cultural Borges, son un formidable ejemplo de documentalismo poético y justifican plenamente que Félix Nadar sea considerado "uno de los mejores fotógrafos del siglo XIX, siempre muy interesado por las ideas más avanzadas de su tiempo en política, literatura, ciencias". Nadar es el pseudónimo de Gaspard Félix Tournachon, estudiante de medicina, también periodista y caricaturista, grabador y fotógrafo, precursor del retrato y de la fotografía aérea, nacido en 1820 en Lyón y fallecido en París en 1910.
Con su inmediatez y contundencia, desde sus comienzos hace más de 150 años, la fotografía ha ido suplantando gradualmente al antiguo género del retrato pintado al óleo, tan preciado en occidente. Así, entre el documento y la expresión artística, con un magistral uso de la luz, Nadar inmortalizó los rostros, emociones y momentos, de un impresionante compilado de la "gloria intelectual, literaria y artística de la Francia del Segundo Imperio, bajo el reinado de Napoleón III".
Las fotos registraron para la historia los semblantes de artistas, músicos y escritores, políticos y científicos; pero también ciertos rasgos de sus sensibilidades y personalidades que, con temple, Nadar tan bien supo extraer a sus geniales y voluntarios modelos. "El juego de la luz y sombra busca un acuerdo más íntimo con la naturaleza de cada persona", decía.
Charles Baudelaire, Alexandre Dumas, George Sand, Jules Verne, Edgar Manet, Eugene Delacroix, Victor Hugo, Sarah Bernhardt, Emile Zola, Giuseppe Verdi, Gustave Courbet, Joseph Proudhon, Hector Berlioz, entre otros, integran parte de esta galería que incluye a miembros de su familia inmediata, ya que, tal como afirmó, "el retrato que mejor me sale es el de las personas que mejor conozco".
Tomadas por el maestro Nadar en su estudio parisino, entre 1855 y 1885, estas imágenes van más allá del logro técnico. Lejos de la mordacidad de sus caricaturas, estas fotos directas, pero no objetivas, captan un único instante verdadero, pero engañoso porque ya no es, de una serie de (pocas) mujeres y hombres, cuyas mentes brillantes hicieron más rica la vida de muchos. Gracias al instinto visual de Nadar, las imágenes confirman que la fotografía es también la posibilidad de la trascendencia. La muestra es organizada por el Museo Jeu de Paume con la colaboración de la delegación de Artes Plásticas y la Dirección de Arquitectura y Patrimonio de Francia, auspiciada por la Embajada de Francia y curada en Buenos Aires por Virginia Fabri, que da cuenta que las presentes son copias modernas realizadas en 1980 en albúmina realizadas con las técnicas del siglo XIX que usaba Nadar. Están hechas por contacto a partir de los negativos originales, que son placas de vidrio negativos al colodion. Con epígrafes que completan las señas de los retratados y la exhibición de antiguas máquinas de fotos. Info: Hasta el 15 de agosto, en el Centro Cultural Borges, Viamonte esq. San Martín.
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