Si Nina Peloso puede bailar por un sueño con Marcelo Tinelli, ¿porque Graciela Sacco no puede entronizar a un piquetero en un nicho de inspiración neoclásica? Esto sucede en el predio ex mueblería Maple, hoy ocupado por Imago, el espacio de arte de la Fundación Osde. Aquí, la investigadora Laura Malosetti Costa presenta un trabajo curatorial de largo aliento, Pampa, ciudad y suburbio. En palabras de la curadora, "la propuesta es reunir un amplio conjunto de obras, fotografía antigua y contemporánea, mapas, grabados del siglo XIX, pinturas, instalaciones, videoarte, esculturas y objetos", en torno a la ciudad y el campo que "ubican al individuo en su relación con la naturaleza pero también en relación con otros hombres y mujeres; más que lugares concretos, condensan ideas, sentimientos, deseos y frustraciones en relación con la sociedad y la política". La mirada curatorial es historicista, arranca desde la segunda mitad del siglo XIX, y llega a nuestros días. Nada más actual que repensar la vida urbana, el hombre urbano se enfrenta a nuevas formas de vida, que van desde las altas torres rodeadas de seguridad perimetral hasta los complejos urbanos en edificios fabriles reciclados, mientras otros se sienten atraídos por la vida rural en su versión más soft, como es el country club o sus variantes -club de chacras-; incluso no se puede ignorar a una generación de niños que nacieron y llegaron a su vida adulta en un country.
Malosetti organiza su muestra en tres grandes capítulos: Ciudad, subdividida en nueve ítems: el río, cartografía, utópicas, metrópolis moderna, del centro a los barrios, emergencia y caída de un paisaje industrial: el borde del riachuelo, villa miseria, la ciudad violenta, el arte y la calle; Pampa contiene seis subcapítulos: travesías, guerra, la pampa domesticada, horizontes, cielos, pastizales, y finalmente Suburbio es una unidad sin subdivisiones. Cuando Malosetti habla de ciudad, lo hace pensando en una, Buenos Aires. Mientras los porteños solemos recorrer la ciudad munidos de una Guía "T" de bolsillo (dada la desaparición de la tradicional Guía Peuser y los veloces cambios urbanos de la última década) algunos artistas elaboran azarosas cartografías (Jorge Macchi y su Buenos Aires Tour), y otros la dibujan como lo soñó un megalómano líder populista (Daniel Santoro y su Puerta Sur sobre la 9 de julio). El capítulo "Buenos Aires como metrópolis moderna" evoca la transformación que sufrió la gran aldea en centro urbano, una foto de Grete Stern compara modernas chimeneas con los cimborrios neorrománicos de la iglesia del Santísimo Sacramento mientras que en medio se yergue la geométrica fachada del edificio Kavanagh. Capítulo más que significativo es "Del centro a los barrios", donde Alfredo Lazzari y Eugenio Daneri muestran sus viñetas boquenses y Marcia Schvartz pinta un abasto sin shopping ni Holiday Inn. No puede estar ausente la marginación ni la villa miseria, a la visión heroica de la pobreza que tenía Antonio Berni al componer sus collages se le opone hoy una realidad que el rosarino nunca hubiera imaginado, lejos de desaparecer, las villas son hoy verdaderas núcleo enquistados en la ciudad con presidente y gabinete político, cultura musical propia (la cumbia, naturalmente) y hasta tours organizados para turistas que esgrimen sus cámaras digitales frente a precarias casas con Direct TV.
En el acápite Ciudad Violenta, Malosetti acentúa hechos históricos: reclamos de maestros y jubilados, y furia de ahorristas acorralados; el gigantesco polítpico de Tomás Espina, hecho con pólvora sobre tela con palomas espantadas por el humo es bien representativo, tanto el piquetero heligrafiado sobre tablas de Graciela Sacco (arriba aludido). Falta la violencia cotidiana, la del tránsito, embotellamientos, automóviles prepotentes, peatones autistas, robos y secuestros, ancianos golpeados y riñas entre pandillas escolares; temas que pocos artistas han visitado, quizá por una sobreabundante saturación de los mass media. La obra más emotiva de Suburbios es la de Horacio Coppola, que traza un horizonte bajo en su foto de la Avenida Juan B. Justo al oeste (1936). En el piso superior de Imago están las obras de "Pampa", con verdaderos hallazgos como el subcapítulo "Pastizales", donde se destaca una instalación de Mónica Millán, inteligente y sensible misionera que supo sintetizar los lenguajes contemporáneos con la memoria de su tierra. Una simpática estampa de Eduardo Cerutti muestra la inauguración de la línea oeste del ferrocarril en 1857 con pasajeros vip: Vélez Sarfield, Mitre, Obligado y Zapiola, entre otros; sus descendientes difícilmente hoy se aventuren a subirse a un tren suburbano.... Artistas como Matilde Marín, Juan Doffo o Miguel Ocampo supieron encontrar la poesía que no encontró el viajero inglés John Miers que en 1826 describió la pampa como "una ilimitada llanura vacía de paisaje". Pampa, ciudad y suburbio es un compendio de arte argentino pocas veces reunido bajo un eje temático; sería imposible seguir singularizando los hallazgos de esta muestra respaldada por una investigación seria y responsable y digna de exportación. Hasta el 1 de junio en Imago, Fundación Osde, Suipacha 658
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