De vital importancia, el trabajo de Pablo Atar es fundamental, aunque en ocasiones puede pasar inadvertido. La mayoría de las veces, el espectador que recorre azarosamente un museo o una galería no es conciente de la meticulosa tarea previa realizada por el iluminador. Pero lo cierto es que el juego de luces que este determina hace que la identidad de una pintura, una escultura o una fotografía se abra al espectador con todas sus posibilidades estéticas y significativas.
"Iluminar es crear un ambiente, es establecer la armonía entre la obra y su entorno", define Pablo Atar, que actualmente trabaja para la Galería Vasari (ex Principium), Insight arte, Wussmann, Museo Metropolitano y varios coleccionistas privados.
Y a pesar de que cada uno de estos espacios tiene una suerte de "identidad" en términos de su iluminación, Atar asegura que en todos tiene una total libertad para trabajar a su gusto y criterio. "Hay algo que advirtieron en mi iluminación artística, que hace que cada cuadro u obra tenga el punto justo de luz, destacando lo más importante que tiene, realzando su belleza y secretos", señala. La carrera de Pablo Atar como iluminador del arte comenzó hace ocho años en la galería Vasari, de la mano de Gustavo Vasquez Ocampo, quien en su momento lo llamó con la posibilidad de "mover" unas luces para iluminar unos cuadros. "Él me indicaba desde abajo (yo subido a la escalera) dónde iluminar, según el haz de luz de cada tipo de lámpara que usábamos", cuenta Atar y agrega: "a los dos años, Vazquez Ocampo no pudo ir a una muestra, y me dijo: 'la muestra la vas a iluminar vos solo, que ya sabes'. Al otro día pasó a ver la muestra y solo me felicitó, y desde ahí que estoy iluminando todas las muestras, en forma mensual, y es una tarea que a las galerías les gusta", concluye el iluminador. Pero, ¿cómo trabaja un iluminador? "Más que nada, al llegar a una galería, empiezo a recorrer el espacio, ver cada cuadro en particular y la muestra en su conjunto, y empiezo a tratar de ver la iluminación que cada grupo o conjuntos de obras necesita, y de cada pieza en particular. Desde ahí, me subo a la escalera y empiezo a iluminar, "jugando" con las distintas lámparas que hacen un tipo de luz distinto, llegando así a la iluminación que cada obra necesita, formando así la iluminación de toda la muestra." "Vestidas, listas para ser observadas y lucirse", así quedan las obras que ilumina Pablo Atar.
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