La fotografí­a de Arturo Aguiar es al mismo tiempo imagen y ceremonia. A través de exposiciones extendidas en el tiempo, en las que el artista va develando objetos y personajes mediante el uso medido de linternas, accedemos a un mundo de figuras desoladas, ambientes caóticos, estados de tensión.
Como las fotografí­as, estos universos revelan profundos contrastes. La pose serena de los protagonistas contrasta con el contexto muchas veces abandonado e inestable. Sobre negros profundos se recortan objetos demasiado iluminados que acompañan rostros sombrí­os, ajenos o ensimismados. La cercaní­a de algunos de ellos (gente del ambiente artí­stico) no logra mitigar ese sentido de extrañeza, que parece ser el principal motivo que alienta a las imágenes.
Aguiar construye sus escenarios a partir de la más llana realidad. Pero en su hacer, afloran el artificio, la pose y a veces la cita erudita. Dibujando con luz, como pregona literalmente la foto-grafí­a, se abisma en los lí­mites de la representación.

Hasta el 3 de junio, en la Fotogalerí­a del Teatro San Martí­n, Av. Corrientes 1530.