Una es la contracara de la otra, la exposición de Andrés Sobrino centrada en el universo de la abstracción geométrica y la de Max Gómez Canle que oscila entre las alusiones al romanticismo y una figuración muy personal.
No podría ser de otra manera, una cita a uno de los pioneros de la abstracción en Estados Unidos, Ad Reinhard es el puntapié que Andrés Sobrino elige para unidireccionalizar la lectura o la interpretación de su propia obra. Síntesis del paradigma abstracto que termina por sistematizar el trabajo que otros antecesores habían comenzado (caso de Albers o Moholy Nagy, Malevich), Reinhard es citado y reelaborado en la muestra. Composiciones ortogonales, recurrencia a materiales industriales (pintura vial, cintas aislantes, por ejemplo), obras planas (y por ende sin texturas), son rasgos que mantienen casi un diálogo entre ambos artistas.
Sobrino ha realizado obras hasta en 14 módulos, todas sosteniendo una armonía que las ubican dentro de una belleza matemática. Además, la exposición incluye fotografías digitales, tomas de la refracción de la luz sobre los objetos y un paisaje de Yerba Buena, Tucumán, único caso de la exposición donde mantiene la imagen de la referencia, es decir, la figura.
Un escrito titulado "Antiventana" es un medio camino entre reflexiones personales y estudios preliminares o croquis de Gómez Canle. Allí pueden verse bocetos de sus obras cargados de ironía: "Firmado a 45º en esquina inferior derecha" y menciones directas a artistas argentinos, repito, en guiño irónico "Friedrich y Aizemberg", escribe el artista dentro de un corazón. Estos mismos juegos, son llevados al lienzo con resultados por demás positivos.
La cita de obras de Kaspar Friedrich no hace más que emparentar sus obras con 'lo sublime' kanteano que el pintor alemán ejemplificaba tan bien. En una pintura clásica del romanticismo alemán, "Viajero junto al mar de niebla" (Friedrich), un hombre contempla el inmenso paisaje desde una cima de montaña que lo tiene a resguardo. Simular situación es reelaborada por Canle con el agregado de un marco irregular (al mejor estilo Rod Rothfuss) que pinta en el interior de la tela y que auspicia de ventana. En la escena el artista incorpora formas abstractas y figuras mágicas que conviven con el 'paisaje romántico' pero ahora aquel viajero que miraba desde lo alto somos nosotros, espectadores del siglo XXI. Como cajas chinas, el arte dentro del arte o la obra dentro de otra obra, sus obras nos tientan a mirar por la ventana, o si se prefiere por la antiventana. La galería anticipa obra de su próxima exposición, Manuel Ameztoy, grandes contenedores de acrílicos encierran cuerpos formados a partir de la acumulación y entretejido de papel calado. Hasta el 28 de julio en Braga Menéndez, Humboldt 1574
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