En un contexto marcado por diversos modos de confluencia entre lo alternativo y lo oficial, dada la suma de espacios "independientes" que han surgido desde el actual milenio en el campo artístico argentino, El Levante se impone como uno de los proyectos de mayor vigencia en Rosario, estableciendo una zona para la formación, el debate y el análisis de la producción artística actual.
El proyecto surgió en 2003, con un taller de análisis y confrontación de producción para artistas jóvenes, seleccionados a partir de una convocatoria pública. Luego incorporó un programa de residencias e intercambios para creadores del país y del extranjero.
Los gestores de este espacio son dos artistas rosarinos de reconocida trayectoria: Graciela Carnevale y Mauro Machado, quienes en 2005 sumaron al equipo coordinador a Luján Castellani y a Lorena Cardona, integrantes del primer taller.
Como todos los años, en 2006, El Levante lanzó su quinta convocatoria para conformar el grupo de integrantes del taller 2007, que empezó a desarrollar sus actividades el pasado sábado 31 de marzo. Cada ciclo alterna mensualmente dos encuentros: uno donde los integrantes disponen sus trabajos a una instancia de reflexión y debate, y otro en el que un invitado desarrolla una propuesta o tema. Para este año, están previstas las visitas de Eduardo Molinari, Fernanda Laguna y Justo Pastor Mellado, entre otros.
Paralelamente, el Programa de Residencias e Intercambios El Levante funciona desde una apuesta a establecer una red de intercambio de artistas de Rosario con otros centros y de alojar en la ciudad a productores de otros lugares. Este año los nuevos residentes son Ilana Cohen, de Nueva York, EEUU, y Mark Cullen, de Dublin, Irlanda. Durante su estadía, ellos participan del taller.
En Rosario, el Levante aparece como una propuesta única en su modalidad de trabajo, y dentro del contexto nacional, se integra a proyectos de residencias de Buenos Aires como El Basilisco, y a programas de taller como la Beca Kuitca. Iniciativas donde la formación artística, la discusión acerca de la producción y el diálogo con lo contemporáneo construyen un espacio de revalorización de las experiencias y los procesos, apoyando al mismo tiempo a una serie de artistas noveles, emergentes en cada escena. Naturalmente, promueve un lugar donde se pone en juego el ímpetu de descentralización, dando cuenta de un cambio en el perfil de los artistas en la actualidad, que manifiestan otro tipo de conciencia, a través de la cual asumen su lugar social llevando adelante proyectos autogestionarios.
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