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miércoles 16 de julio, 2008
OPINIÓN
Cocinar en la Documenta
por Jorge López Anaya
OPINIÓN

La Documenta de Kassel, Alemania, nació en 1955 por iniciativa de del pintor Arnold Bode, profesor de la Academia de Bellas Artes de esa ciudad. En su primera versión, fue una antologí­a histórica y documental de los tiempos iniciales del arte moderno. Se exhibieron 570 obras de 148 artistas, de seis paí­ses, ligados al fauvismo, el expresionismo, el cubismo, El Jinete azul, el futurismo, etcétera. Representaban las tendencias del "arte degenerado" prohibidas por el régimen nazi.
La Documenta, que se realizaba cada cuatro años (en la actualidad es quinquenal) nunca dejó de estar envuelta en complejas polémicas de toda clase; hoy es considerada la muestra más importante del mundo. En su primera versión tuvo ciento treinta mil visitantes; en 2002, seiscientos sesenta mil. Desde la década de los setenta actuaron como directores artí­sticos, entre otros, Harald Szeemann, Manfred Schneckenburger, Rudi Fuchs, Catherine David y Okwui Enwezor.
El director de la XII Documenta, que estará abierta al público entre junio y septiembre de 2007, será Roger Buergel (Berlí­n, 1962), quien desde fines de 2006 está envuelto en una aguda polémica, originada, en principio, por su concepción "ingenua" del arte contemporáneo. La entrevista que concedió a Fietta Jarque, de El Paí­s (Madrid), fue reveladora. En algún momento, como novedad, señaló la "ausencia de lí­mites entre la vida y el arte". Asimismo agregó que su exposición "movilizará a la sociedad en un plano global, que le hará tomar conciencia de su papel en el engranaje de la vida polí­tica".
Empero, la nota detonante fue la invitación que realizó a un famoso cocinero catalán, Ferrán Adriá (1962), para que participara en la Documenta. La justificación de la elección, según el curador, es que "hoy no hay nadie en España de esa generación que se pueda comparar con su nivel de inteligencia formal". Ahondando sus conceptos "estéticos", agregó: "No creo que se deba huir de la belleza y el placer en el arte contemporáneo. Tampoco creo que su trabajo [de Adriá] se reduzca a la búsqueda del placer y el hedonismo. Es también un desafí­o porque te induce a digerir cosas que apenas son identificables".
Buergel explicó la elección de Adriá apoyado en un antecedente: la invitación, en la Documenta dirigida por David, de un artista tailandés (sic) que cocinaba. En realidad no era un tailandés (como lo es Rirkrit Tiravaija, ausente en esa muestra), sino el senegalés Matthew Ngui (1962), quien cocinaba en público, aunque la comida, en la acción, era un elemento simbólico.
Por su parte, Rirkrit Tiravanija (1961), artista de origen tailandés nacido en Buenos Aires, en su primera exposición individual, en 1990, habí­a ofrecido al público una degustación de Pad Thai, un plato tí­pico de Tailandia. Con esta acción "relacional" intentaba eliminar la actitud pasiva del espectador produciendo situaciones que cuestionaban los lí­mites entre el artista y el espectador, entre el arte y las actividades cotidianas. Utilizó el mismo concepto en sus exposiciones posteriores, en las que creó diferentes instalaciones que se transformaban diariamente con los platos y utensilios usados.
No pocos crí­ticos españoles han manifestado su malestar ante la elección de Buergel, quien ignoró, sin titubeos, a cualquier artista contemporáneo de esa nacionalidad. Para el curador -para muchos curadores- el artista puede ser suplantado por su propia ocurrencia.

 

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