El Premio Vida, que organiza anualmente la Fundación Telefónica de España, es uno de los premios en arte y tecnología más importantes del mundo. A lo largo de sus diferentes ediciones, reúne a artistas-investigadores interesados en indagar la particular forma en que los nuevos medios y las herramientas tecnológicas van modificando nuestras concepciones tradicionales sobre el arte, la realidad y la vida planetaria.
Orientado principalmente a la vida e inteligencia artificiales, el premio ha sabido mantener su mirada lo suficientemente abierta como para incluir otro tipo de propuestas, muchas veces no tan tecnológicas pero siempre poderosamente poéticas. De igual manera, no atiende únicamente a piezas realizadas, sino que otorga, además, un conjunto de ayudas para nuevas producciones.
En los últimos años, los artistas argentinos han tenido un protagonismo destacado en los premios. El año pasado, Marina Zerbarini ganó un incentivo para la producción que la ayudó a llevar adelante un ecosistema artificial de plantas, humedad, sonido y luz, desarrollado en el marco del Taller de Arte Interactivo que organiza anualmente el Espacio Fundación Telefónica en Argentina.
Este año la presencia argentina entre los premiados ha aumentado de manera considerable, y no sólo en cantidad. El primer premio correspondió, justamente, a una compatriota, la sanjuanina Paula Gaetano Adi, quien presentó un robot amorfo que se comunica con la gente a través de un sudor artificial. El Grupo Biopus de La Plata se hizo acreedor a una de las menciones de honor y Martín Bonadeo a un incentivo a la producción que lo ayudará a
El stand de Telefónica de España en ARCO'07 exhibió las piezas correspondientes a los tres premios principales: el robot de Gaetano Adi (Alexitimia), un dispositivo mecánico que genera ondas donde se refleja el espectador (segundo premio, Waves, de Daniel Palacios Jiménez, España) y un grupo de objetos inflables que reaccionan a las imágenes de los ojos del artista en varios monitores (tercer premio, EX-DD-06, de Shih Chieh Huang, Taiwán). También incluyó algunas piezas que obtuvieron menciones especiales, como Flocking Messengers, de Tatsuo Uemi y Daniel Bisig (Japón/Suiza), una instalación compuesta por dos computadoras Mac, basada en principios de inteligencia artificial. En el contexto de la feria de arte, el stand del Premio Vida fue, sin lugar a dudas, uno de los que mejor acusaban la influencia de las nuevas tecnologías en el arte contemporáneo. Pero no fue el único. De hecho, una de las características más notorias de ARCO en su edición 2007 fue la importancia y variedad de la producción electrónica y digital que podía verse en un gran número de stands, tanto institucionales como comerciales. Si bien todavía continúa siendo compleja la comercialización de las obras tecnológicas, esto no parece ser un obstáculo para que las nuevas generaciones de artistas se interesen en ella. Como tampoco parece serlo para instituciones y espónsores, a juzgar por el panorama artístico actual. ten.icnivadaleucse@ofni Nota relacionada
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