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miércoles 16 de julio, 2008
ARTES ELECTRÓNICAS: ¿PUNTO DE PARTIDA O DE LLEGADA?
por Jorge Zuzulich
ARTES ELECTRÓNICAS: ¿PUNTO DE PARTIDA O DE LLEGADA?
 

En el campo del arte los desarrollos cientí­ficos-tecnológicos han producido un impacto de relevancia en la configuración del concepto de obra de arte y de su recepción.

En el campo del arte los desarrollos cientí­ficos-tecnológicos han producido un impacto de relevancia en la configuración del concepto de obra de arte y de su recepción.
La aparición del dispositivo fotográfico, a mediados del siglo XIX, abrió lo que algunos teóricos han definido como la época del la imagen técnica. Esta instauró en la historia de las artes una modificación sustancial: el artista dejó de inscribir manualmente su trazo en el soporte, esto es, la imagen se constituye en la medida en que el "aparato" se escinde del sujeto productor. Este hecho hizo que se reconociera tardí­amente su estatus artí­stico. Por otra parte, esta modalidad de inscripción de la imagen la obligó a cargar con otro estigma: el esto-ha-sido aparece como prueba irrefutable de una supuesta objetividad.
Quizás el cine nació para reparar esa insistencia en el pasado que parecerí­a, desde ciertas especulaciones teóricas, caracterizar a lo fotográfico. El cine fluye, se configura a partir de fragmentos que nunca llegan a cristalizarse, son jirones de un "ahora" permanente a los cuales el montaje pretende restituirle cierta unidad. Pero desde la constitución del invento en tanto tal por los Lumií¨re hasta la construcción de un lenguaje especí­ficamente cinematográfico en el cual la cámara se independiza y recorta el espacio a partir de una mirí­ada de puntos de vista que sustentan una narración (Griffith-Einsenstein) pasan unos cuantos años: de 1898 a las primeras décadas del siglo XX.
A mediados del siglo XX, la televisión produce una nueva modificación productiva y receptiva. La "novedad" del directo trae consecuencias en una vertiginosa sociedad definitivamente instalada en el marco de la cultura de masas. La idea de programación domina su constitución, esto es diversas franjas horarias ocupadas con producciones acordes al target de televidentes. La aparición de la posibilidad de registro, esto es del video y su posterior democratización a partir de la puesta en circulación de los equipos portátiles de videoregistro, puso a disposición de artistas provenientes del campo del arte conceptual la posibilidad de pensar en imágenes contra el medio televisivo.
Es en este contexto de fricción en el que "nace" el video-arte, más especí­ficamente ligado a dos acciones Fluxus: "La exposition of Music- Electronic Television", de Nam June Paik, realizada en marzo de 1963 en la Galerí­a Parnass (Wupertal) y la acción "Entierro de un televisor" de Wolf Vostell en mayo del mismo año. Otro de los hitos fundantes del nuevo medio es la exposición colectiva "TV as a Creative Medium", en la Howard Wise Gallery (New York) durante 1969.
Con cierta resistencia inicial al mercado de arte, el nuevo género suscita el interés de las instituciones, emprendiendo un paulatino ingreso a las mismas.
Convergentemente, comienza a desplegarse las categorización de video expandido, entre las cuales la video-escultura y la video-instalación aparecen como los formatos de mayor circulación institucional, lo cual estarí­a dado por compartir elementos de la escultura y la instalación y además por ser poseedoras de un carácter tridimensional más museable.
La imagen digital da cuenta de otro punto de inflexión en esta proto-historia de las artes electrónicas. La digitalización implica un cambio sustancial en tanto el objeto desaparece, así­ como su analogí­a, sólo existe la imagen en la medida en que esta aparece codificada previamente como algoritmo matemático, como producto de este procedimiento.
Por otra parte, el avance de las nuevas tecnologí­as ha permitido expandir el trabajo hacia desarrollos interactivos, en donde el sujeto receptor aparece como co-creador de la obra. Los mismos se encuentran implí­citos en diversos formatos de producción tales como el net-art (arte para la web, el cual ameritarí­a un mayor desarrollo en un próximo artí­culo), las video-instalaciones, etc.
La robótica y la biotecnologí­a (arte transgénico) aparecen como otros ámbitos de intersección entre la ciencia, la tecnologí­a y el arte, dando lugar a novedosas y polémicas formas de creación artí­stica, inéditas hasta hace pocos años, en donde las obras vehiculizan problemáticas relativas a los lí­mites éticos franqueados por el avance cientí­fico-técnico. Estas tendencias crecientes a nivel internacional también encuentran un ámbito propicio de desarrollo en el medio local.
Quizás ante la creciente tecnologización de la vida resultante de la colonización del espacio doméstico por un ejército de "aparatos", el arte pueda volver a constituirse como "promesa" en tanto subvierte los usos a los que los hábitos del consumo nos ha acostumbrado.

 

ANTONI ABAD. CANAL*AIRES
Centro Cultural de España. Marzo de 2007.

La visita de Antoni Abad a Buenos Aires para dar un taller en el CCEBA, será también la ocasión para la activación del Canal*Aires, una nueva etapa del proyecto que el artista catalán viene realizando en diferentes ciudades del mundo.
El proyecto aspira a dar una plataforma audiovisual a colectivos sociales que habitualmente no poseen un espacio en los medios de comunicación. Mediante el uso de teléfonos celulares provistos con cámaras fotográficas y conectividad, los integrantes de los grupos participantes de la experiencia crearán un espacio en Internet que les permitirá hablar de si mismos y de la forma en que ven la realidad desde su particular punto de vista.
Las etapas anteriores del proyecto han tenido por protagonistas a los taxistas de la ciudad de México o los gitanos de Lleida, entre otros. Utilizando los mismos dispositivos y las múltiples potencialidades de Internet, miembros de estos grupos, participantes voluntarios de la experiencia, han creado canales de comunicación con sus compañeros que se transformaron en importantes foros de opinión, debate y percepción del mundo, desde una perspectiva fresca, posicionada y singular.
La experiencia llama la atención, por otra parte, sobre la capacidad de las nuevas tecnologí­as de la comunicación móvil para configurar espacios de expresión aternativos en un mundo crecientemente conformado por la información corporativa.
El proyecto puede seguirse a través del sitio web www.zexe.net

 

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