Llegó diciembre y con él la oportunidad para detener la marcha, revisar el camino recorrido y proyectar nuevos objetivos. Y, por supuesto, celebrar.
Excelentes propuestas expositivas, tanto en museos como en centros culturales y galerías de arte y el aumento sostenido de un público entusiasta y participativo que los visita, entre los que se destacan gran cantidad de jóvenes y de extranjeros; un llamativo incremento en la inscripción de carreras terciarias relacionadas directa e indirectamente a las artes plásticas y a la gestión cultural, la consolidación de eventos culturales que convocan nuevo público como La Semana del Arte, La Noche de los Museos y Estudio Abierto; el importante espacio que otorgan los medios de comunicación para la difusión de los mismos; la cantidad de empresas que, de una manera u otra, se comprometen con la cultura, otorgando premios o auspiciando eventos y el número creciente de galerías del exterior que participan en ferias cono arteBA y Buenos Aires Photo son claros indicios de que, para el arte y nuestros artistas, es un muy buen momento.
Muchas promesas comienzan a concretarse: Entre sonrisas, rifas y disculpas, el Museo de Arte Moderno de Buenos Aires logró algo más que una promesa. En la cena organizada por su Asociación de Amigos en el Hilton, el jefe de gobierno de la ciudad, Jorge Telerman, anunció la firma del decreto 1950, por medio del cual finalmente se iniciarán las obras de remodelación del edificio que, desde principio de año, permanece cerrado. La ley de mecenazgo de la ciudad está apunto de convertirse en realidad.
Otras comienzan a tomar forma: Durante la inauguración de la retrospectiva de Ernesto Deira en el Museo Nacional de Bellas Artes, Américo Castilla, director de Patrimonio y Museos, y uno de lo miembros del consejo de notables que lo conducen, comentó que es totalmente factible la ampliación de nuestro museo mayor a 30.000 m2 y que el Bicentenario sería una excelente oportunidad para que el Ministerio de Planeamiento sume esta obra a las ya comprometidas, el Correo Central, el Cabildo, la Manzana de las Luces y la Casa de Tucumán. Durante la celebración de los 75 años de la Asociación Amigos del Museo Nacional de Bellas Artes, el Secretario de Cultura, José Nun anunció que el proyecto ya está planteado y, si consideramos que la última reforma se realizó en 1984 y que sólo se exhibe un 8% de las 12.000 obras que pertenecen a su patrimonio, este debería ser un objetivo ineludible del Poder Ejecutivo para respaldar esta institución relacionada íntimamente con la cultura y la educación, que en este mes de diciembre que cumple 110 años de historia.
La noche de los 75 resultó una verdadera noche entre amigos en la que no faltó algo de historia, recuerdos, el humor y la emoción. Académicos, directores de museos, críticos y artistas y miembros de la asociación contaron su visión de la AAMNBA, pero coincidentemente, todos hablaron de las distintas facetas de su presidenta, Nelly Arrieta de Blaquier. Recalcaron su inmensa generosidad, su energía y su verdadera vocación al trabajo. Ella, como es su costumbre, habló del futuro y de educar a través del arte. La llamaron Palas Athenea, Diosa, verdadera mecenas, correcta, exigente, conocedora de límites, propios y ajenos. En realidad, pertenece a esa raza de hombres y mujeres casi en extinción, que forjaron el país que aman y de los que tenemos que tomar ejemplo y seguirlo. Con compromiso.
La Fundación Proa también celebra una fecha significativa: los primeros 10 años de vida de una institución que, con financiación propia y respaldo privado, contribuye a la cultura del país y al paisaje de nuestra ciudad. Adriana Rosenberg, su directora y gestora, también tiene sobrados motivos para festejar.
Sin duda, hay mucho todavía por hacer y mucho por corregir; cada uno desde su lugar. Es una lástima que, por ejemplo, el par de armas que pertenecieron al general Manuel Belgrano y que fueron subastadas en Christie's de Nueva York, no hayan encontrado un "novio" por estas latitudes, dado que los valores de un pueblo y su cultura, están profundamente enraizados con su historia. Pero todo indica que vamos por el buen camino y es muy probable que poco a poco recuperemos el entusiasmo por nuestra identidad perdida. Diciembre es tiempo de balance, pero también... ¡tiempo de celebrar! Y nosotros queremos hacerlo con cada uno de nuestros lectores, agradeciendo la posibilidad que nos brindan de estar, día a día, un poco más cerca.
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