La publicidad de no sé que cosa mostraba un bebé sonriente con un manual de instrucciones colgado de su muñeca. ¡Qué bueno -pensé-, traer un niño al mundo y saber qué hacer con él! ¿Quién no se ha sentido alguna vez "arrojado al ser" (como decía Martin Heidegger) sin saber muy bien adonde ir ni qué hacer con la vida? No tenemos ni Ars Viviendi ni Ars Moriendi (Arte de Vivir y Arte de morir) como en la Edad Media, nos faltan guías, instructivos, ¿hay que conformarse con los consejos de la revista Cosmopolitan y los libros de autoayuda?
Pero la duda asalta: ¿servirá?, ¿será verdad? Es esta incertidumbre sobre el conocimiento es la que recorre gran parte de las obras de San Poggio. Hay docenas de "seudo libros", y otros tantos ejemplos de "video hogar", amén de pinturas sobre soportes varios. San Poggio no se encandila con los fulgores de la nueva tecnología, por el contrario, parece añorar un tiempo que no vivió, aquel cuando se leían revistas como Mecánica Popular -para los más habilidosos- o Selecciones del Reader´s Digest -para los más pretensiosos-. Revistas para los que no llegaban a leer un libro. Algo así son los seudo-libros de San Poggio: hay tapa, pero no hay hojas. En las tapas pueden leerse títulos como este: "Vases para un gobierno mundial" (no existe el error de ortografía pues la figura de una florero, vase, en inglés, acompaña el título). También hay un Manual del Buen Androide, algo así como un ejemplo de proto-autoayuda para seres del futuro. Hay más recetas: Cómo extraerse el esplín (sic); o Cómo preparar un hermoso niño al limón. En verdad las recetas no son más que la amplificación de una conducta generalizada: dar consejos ¿quién no ha recibido recomendaciones de los amigos diciéndonos como resolver tal o cuál situación?
En las pinturas se hace explícito el gusto por la ciencia ficción; no la que se nutre de las últimas investigaciones de la física cuántica, sino de las películas clase B, las de los sábados por la tarde. De alguna forma estas películas son como las tapas de los seudo libros, prometen desde la tapa lo que está por venir; pero nunca llega. La iconografía de los robots humanoides y electrodomésticos evidencia la admiración que San Poggio siente por los trabajos de Paul R. Frank (1884- 1963), aquel ilustrador de las tapas de Amazing Stories, Science Wonder, Air Wonder Stories, y otras revistas publicadas en la década del veinte y del treinta. Las películas de ciencia ficción son en cierto modo, guías para el futuro. Nuevamente surge la literatura de los manuales de instrucción. San Poggio planea como un Santo Patrono sobre el mundo antiguo de la ciencia ficción pasada de moda. También revuelve una literatura poco explorada: los manuales de instrucciones. Se divierte, juega, y también nos hace dudar sobre el conocimiento incierto que ahoga al hombre de hoy: ¿habrá fórmulas mágicas, encantos y hechizos científicos? Hasta el 23 de diciembre, en Isidro Miranda Casa Central, Estados Unidos 726
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