Cuáles son los temas a los que se dedicaron las publicaciones especializadas en artes visuales en los últimos meses del año que finalizó? En libros y revistas de diverso origen sobresalen dos tópicos recurrentes: la figura del coleccionista (antes silencioso y recatado, ahora omnipresente) y el nuevo arte chino, que comenzó a verse de manera cada vez más abundante desde su aparición en la Bienal de Venecia, curada por Harald Szeemann hacia finales de los años noventa.
La editorial Taschen editó recientemente un libro con el título Coleccionar arte contemporáneo, escrito por el joven coleccionista neoyorquino Adam Lindemann, para quien "la pintura siempre luce mejor cuando alguien te ofrece dos, tres o diez veces más de lo que invertiste".
El volumen, de 300 páginas, es un frívolo manual, de nivel intelectual ínfimo, dedicado a los coleccionistas jóvenes que encontraron en el mercado de arte un estilo de vida que les permite exhibirse y pasarla bien. Aun así, para el aficionado que no conozca en profundidad el tema, no dejan de
Configurado en su mayor parte por entrevistas a las nuevas" estrellas" del mercado del arte (coleccionistas), el libro no presta casi atención a los artistas (el autor afirma que "a los creadores hay que conocerlos y dejar que se expliquen, pero no hay que hacerles caso pues suelen equivocarse al valorar su propia obra"). Los únicos que interesan son el galerista y el coleccionista, con la ayuda del asesor artístico y el experto de las casas de subastas. Los asesores, para Lindemann, tienen un poder tremendo: "La carrera de un artista -escribió- puede crecer o irse para abajo si le dan su aprobación o no". Los curadores, continúa, "creen que son los que más saben, pero son aburridos y tienen prejuicios con las obras comerciales".
Se puede advertir que en muchas ocasiones se mencionan como artistas "principales" algunos de los que integran con abundantes obras las conocidas colecciones del autor y de Benedikt Taschen (editor del libro), como Jeff Koons, Damien Hirst, Martin Kippenberger, Takashi Murakami y otros.
Por su parte, Lápiz, la principal revista de arte internacional en lengua española, editada en Madrid, dedica los números de diciembre y enero al arte chino contemporáneo, un fenómeno que aún está por estudiarse en profundidad.
En 2005, las casas de subastas Christie's y Sotheby's juntas vendieron más de 210 millones de dólares en arte chino joven. En la primera de esas empresas, en Londres, hace unos meses, se vendió una obra de Zeng Chuanxing, un artista que recién se inicia, en 288 mil dólares, siete veces más que el valor estimado. En las líneas telefónicas compitieron treinta compradores que deseaban sumar la obra de Zeng a sus colecciones.
Ethan Cohen, licenciado en estudios sobre Asia Oriental por la Universidad de Harvard, creador y director de la primera galería de Nueva York especializada en arte asiático contemporáneo, asegura que "el arte chino fue bien acogido por los centros artísticos occidentales a principios de la década de los noventa, aunque recién en los últimos cinco años alcanzó elevadas cotizaciones". El fenómeno del éxito de los jóvenes creadores chinos, y sobre todo el mercado floreciente, impulsó a muchos padres a estimular la vocación artística de sus hijos. En 2005, la Academia Central de Arte de la República Popular China, en Pekín, recibió más de veinte mil candidatos; sólo quinientos ingresaron luego de aprobar rigurosos exámenes prácticos y una prueba teórica escrita en inglés.
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