La modernidad ha desplegado un relato que da cuenta de la consolidación de un modelo de nación al estilo europeo, en donde modernización económica implicaba a la vez el despliegue urbano y la constitución de edificios-faro que iluminaran dicho proyecto. Este proceso en Latinoamerica estuvo plagado de tensiones.
De más está decir que esa visión entró en crisis, dejando en pie, a manera de vestigios, las estructuras edilicias que pretendieron ser enunciadoras del proyecto modernizador.
El campo artístico no estuvo ajeno a este proceso. Su despliegue continuó los lineamientos de aquel proyecto modernizador: la necesidad de sincronía entre el ámbito local e internacional. Quizás en este punto, algunos resabios de aquel proyecto continúen aún vigentes en relación con el campo de las artes visuales locales.
La edición de Espacio Abierto de este año pretende trabajar sobre este eje temático de un espacio emblemático de la modernidad vernácula: el Palacio de Correos. El trabajo de gran cantidad de artistas y varios curadores ocupan tres pisos de dicho edificio.
Es necesario señalar que este evento supera el del año anterior, más compacto temáticamente y con un mayor rigor en el diseño de las exhibiciones. En líneas generales las obras se ponen en diálogo, por una parte, con la temática planteada o bien discutiendo la propia concepción de arte modernista a partir de instalarse en el difícilmente definible terreno del arte contemporáneo.
La ilusión del fin, sección curada por Rodrigo Alonso es la que más acabadamente expresa el concepto propuesto por el evento. Ya desde su título propone un diálogo que establece un puente con el presente: en la actualidad, la ilusión moderna es la ilusión del fin, de algo aparentemente concluido. Las tres video-instalaciones que integran dicha sección sostienen este sentido dialéctico entre lo que ha sido y los resabios del presente, acentuados por las connotaciones de ese espacio vacío intervenido tecnológicamente.
El rigor formal y la austeridad es el contexto a partir del cual Gabriela Golder (Reocupación) pone en vacío a esos sujetos que narran, interfiriéndose, sus experiencias laborales en un universo en donde el trabajo aparecía como elemento conformador de la identidad personal y nacional.
Charly Nijensohn, con su obra en tres canales La caída de un sistema reflexiona, sensiblemente, acerca de una pérdida: la industrialidad que se desvanece. Imágenes que parecen fundarse en la desolación, en donde el cromatismo intensifica este sentido dramático.
El recorrido del espectador se convierte en montaje en la obra Ejercitaciones sobre la electricidad, de Gustavo Caprin. Los ochos canales de video intentan corporizar lo inasible, aquello que se convierte en posibilidad motora.
Plano, instalación de Agusto Zanella, es otro de los hallazgos del evento, en tanto restituye lo disperso, lo que aparentemente se ve desvanecido convive junto a nosotros con un grado de realidad que no podemos percibir plenamente. Tal parece ser uno de los posibles sentidos del dispositivo anamórfico presentado por el artista.
Varias visitas internacionales contribuyen al debate planteado. Entre ellas caben destacarse la del chileno Carlos Montes de Oca y de los españoles Maider López y Angel Borrego. En definitiva, Espacio Abierto se consolida como un territorio posible en el cual reflexión y experiencia sensible pueden confluir para alimentarse mutuamente. Cerró el 3 de diciembre en el Palacio de Correos
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